La Organización Meteorológica Mundial informó este jueves que
las temperaturas del mes de enero a nivel global se han caracterizado por los
registros extremos que van desde el frío polar alcanzado en grandes áreas de
los Estados Unidos, pasando por las olas de calor registradas en América del
Sur u Oceanía.
El causante de las gélidas temperaturas en el medio oeste de
Estados Unidos durante el primer mes del año fue el vórtice polar definido por
la OMM como “una gran zona de bajas presiones y aire frío que rodean el Polo
Norte, con fuertes vientos en sentido contrario a las agujas del reloj,
conocidos como corrientes en chorro, que atrapan el frío alrededor del Polo”.
A continuación, se explica que “las alteraciones en las
corrientes en chorro y la entrada de masas de aire más cálidas a media latitud
pueden alterar la estructura y la dinámica del vórtice polar, enviando el aire
del Ártico hacia el sur a latitudes medias y trayendo aire más caliente al
Ártico”.
"El clima frío que sufre el este de Estados Unidos no
contradice el cambio climático", afirmaba hoy en Ginebra el Secretario
General de la OMM, Petteri Taalas.
"En general, y a nivel mundial, hubo una disminución en
los nuevos registros de temperaturas frías como resultado del calentamiento
global. Pero las bajas temperaturas y la
nieve continuarán formando parte de nuestros patrones climáticos invernales en
el hemisferio norte. Hay que distinguir entre el tiempo diario a corto plazo y
el clima a largo plazo", dijo.
Taalas también destacó que una gran parte de la nieve y el
hielo árticos se ha derretido porque ha sufrido un calentamiento dos veces
superior a la media mundial.
"Esos cambios están afectando los patrones climáticos
fuera del Ártico en el hemisferio norte. Una parte de las anomalías frías en
las latitudes más bajas podría estar relacionada con los dramáticos cambios en
el Ártico. Lo que sucede en los polos no se queda en los polos, sino que
influye en las condiciones meteorológicas y climáticas de las latitudes
inferiores, donde viven cientos de millones de personas", dijo.
Pese a las frías temperaturas en el medio oeste, donde se han
registrado mínimas de -48,9ºC, el este de los EE. UU. y partes de Canadá - el
aeropuerto de Ottawa registró 97 cm. de nieve el 29 de enero, superando el
récord de 93 cm. de 1999-, en Alaska y gran parte del Ártico fueron más
calurosas que las medias habituales.
Calor extremo en América del Sur
Las bajas temperaturas en Estados Unidos contrastan con los
récords de calor alcanzados en Chile donde el pasado 26 de enero se registró un
nuevo máximo histórico de 38,3ºc en la capital, Santiago.
Argentina se ha visto afectada por una ola de calor y tanto
la parte noreste del país como partes adyacentes de Paraguay, Uruguay y Brasil
sufrieron grandes inundaciones, con precipitaciones muy por encima de la media
histórica.
En concreto, el 8 de enero, la ciudad argentina de
Resistencia registró una precipitación récord de 224 litros por metro cuadrado,
muy superior al máximo anterior de 206 l/m2 registrados en enero de 1994.
Grandes incendios en Australia
Australia tuvo el mes de enero más cálido jamás registrado y
sufrió una serie de olas de calor sin precedentes tanto por su tamaño como su
duración. En general, las lluvias disminuyeron un 38% respecto a la media de
enero. Tasmania tuvo su enero más seco registrado.
Las de olas de calor comenzaron a principios de diciembre de
2018 y continuaron durante el mes de enero. La ciudad de Adelaida alcanzó un
récord de 46,6ºC el 24 de enero, y otras ciudades en el sur del país como
Whyalla (48,5°C) Caduna (48,6°C) o Port Augusta (49,1°C) también alcanzaron
temperaturas récord.
Desde mediados de
enero, las condiciones extremadamente secas y calurosas han provocado grandes
incendios en el centro y sureste de Tasmania, al sur del país. El 28 de enero el servicio de Bomberos de
Tasmania había informado de 44 incendios.
Por su parte, los medios de comunicación destacaron que el
humo de algunos de los incendios era visible en lugares tan lejanos como Nueva
Zelanda, y que tenía un grave impacto en la calidad del aire.
https://news.un.org/es/story/2019/02/1450392
https://news.un.org/es/story/2019/02/1450392
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