“El sismo nos sorprendió a oscuras
porque la electricidad es racionada y a esa hora no había luz. Mi esposa se
cayó dos veces en su desesperación por salir, se lastimó la rodilla, y mi hijo
de 11 años estaba muy asustado... Pero estamos bien”, cuenta a Perú21 Hugo del
Águila, quien vive a una cuadra de la plaza principal del distrito de Lagunas
en la provincia de Alto Amazonas, en Loreto.
Apenas lograron salir los tres, la
fachada de su vivienda de adobe se vino abajo. Ellos, junto con sus vecinos,
pasaron la noche en la calle por miedo a las réplicas y a que sus viviendas
terminen de desplomarse.
Miedo también sintieron Juan Segundo
Huatama y su familia, quienes presenciaron –segundos después de salir de su
casa de madera por el fuerte movimiento– pequeñas erupciones de arena y agua
(liberación del energía del suelo) desde una zona pantanosa cerca del río
Huallaga.
“Las cosas se cayeron en mi casa.
Cuando salimos, el suelo sonaba como una olla hirviendo y luego llegaron las
explosiones y salió la arena seca”, cuenta.
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