Publicado por la BBC Mundo 26/08/2019
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A mediados de agosto, la activista sueca contra el cambio
climático, Greta Thunberg, emprendió un viaje en yate desde Plymouth, Reino
Unido hasta Nueva York, EE.UU., donde asistirá en septiembre a la Cumbre sobre
la Acción Climática, convocada por Naciones Unidas.
El yate, que tiene previsto demorar unas dos semanas en
llegar a su destino, es un medio de transporte de cero emisiones de CO2.
La joven, de 16 años, eligió este medio, para resaltar el
impacto en el medio ambiente de otras formas de transporte como los aviones.
Thunberg también viajó previamente a numerosas ciudades en
tren, en lugar de volar.
Mientras tanto, la semana pasada el duque y la duquesa de
Sussex enfrentaron fuertes críticas de activistas ambientales por dos recientes
viajes en un jet privado al sur de Francia e Ibiza.
El príncipe Harry y su esposa Meghan Markle fueron acusados
por sus críticos de elegir un medio de transporte que es considerado como uno
de los más contaminantes del mundo, superando incluso a los aviones
comerciales.
Entonces, ¿cuál es el impacto ambiental de tomar un avión? Y
¿cómo se comparan con este medio de transporte otros como el tren, el automóvil
o el barco?
El 2% de las emisiones globales
Al quemar combustible, los vuelos producen gases de efecto
invernadero, principalmente dióxido de carbono (CO2). Estos contribuyen al
calentamiento global cuando son liberados hacia la atmósfera.
Por ejemplo, un vuelo de clase económica desde Londres hasta
Nueva York emite aproximadamente 0,67 toneladas de CO2 por pasajero, según la
Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). considerada como la
calculadora del organismo de aviación civil de la ONU.
Esto equivale al 11% de las emisiones anuales promedio de
alguien en un país como Reino Unido, o casi lo mismo que las causadas durante
un año por alguien que vive en Ghana.
La aviación contribuye con alrededor del 2% de las emisiones
mundiales de carbono del mundo, según la Asociación Internacional de Transporte
Aéreo (IATA). Este organismo predice que para 2037 el número de pasajeros
aéreos se duplicará a 8.200 millones.
Las emisiones varían en dependencia de dónde se sientan los
pasajeros y si toman un vuelo de larga distancia o uno más corto.
Para vuelos de larga distancia, las emisiones de carbono por
pasajero por milla recorrida son aproximadamente tres veces más altas para la
clase ejecutiva y cuatro veces más altas para la primera clase, de acuerdo con
el Departamento de Estrategia Comercial, Energética e Industrial (BEIS).
Esto se debe a que hay más espacio por asiento, por lo que
cada persona representa una mayor cantidad de contaminación del total que
produce el avión.
Jets privados: más contaminación por persona
En el despegue se usa más combustible que cuando la nave
viaja a una velocidad constante. Para vuelos más cortos, esto representa una
mayor proporción del viaje. Y significa menos emisiones para vuelos directos
que viajes con varias escalas.
Además, los aviones más nuevos pueden ser más eficientes y
algunas aerolíneas y rutas son mejores para llenar asientos que otras, de
manera que las emisiones por pasajeros para diferentes aerolíneas varían.
Para los jets privados, aunque estos aviones son más
pequeños, las emisiones se dividen entre un número mucho menor de personas.
Por ejemplo, el reciente vuelo de regreso del príncipe Harry
y Meghan a Niza habría emitido aproximadamente cuatro veces más CO2 por persona
que un vuelo económico equivalente.
El creciente efecto que tienen en el calentamiento global
otras emisiones como los óxidos de nitrógeno (cuando se liberan a gran altura)
también puede marcar una diferencia significativa a la hora de determinar la
cantidad de emisiones.
"El efecto climático de las emisiones no CO2 de la
aviación es mucho mayor que el equivalente de otros medios de transporte. Estos
gases de efecto invernadero no CO2 formados en altitudes más elevadas persisten
por más tiempo que la superficie y también tienen un potencial de calentamiento
más fuerte", comenta a la BBC Eloise Marais, del Grupo de Composición
Atmosférica de la Universidad de Leicester, Reino Unido.
La calculadora EcoPassenger, lanzada por la Unión
Internacional de Ferrocarriles en cooperación con la Agencia Europea del Medio
Ambiente, indica que el grado de contaminación depende de la altura que alcance
el avión.
Los vuelos más largos tienden a alcanzar mayores altitudes,
por lo que estos causarán más contaminación que los más cortos.
Viajes en tren
Viajar en tren causa mucha menos contaminación ambiental que
los viajes aéreos, por un largo trecho.
Por ejemplo, un viaje en tren de Londres a Madrid emitiría
43kg de CO2 por pasajero. En cambio, en avión esta cifra sería de 118kg (o de
265kg si se incluyen emisiones que no sean CO2), según EcoPassenger.
Sin embargo, el margen entre las emisiones del tren y el
avión varía, dependiendo de varios factores, incluido el tipo de tren. En el
caso de los trenes eléctricos, la forma en que se genera la electricidad que
utilizan es lo que se toma para calcular las emisiones de carbono.
Las emisiones de carbono de los trenes diesel pueden ser el
doble que las de los eléctricos. Algunas locomotoras diesel emiten más de 90g
de CO2 por pasajero por milla, en comparación con aproximadamente 45g para un
Intercity 225 eléctrico, por ejemplo.
La fuente de electricidad puede marcar una gran diferencia si
se compara un país como Francia, donde aproximadamente el 75% de la
electricidad proviene de la energía nuclear, con otro como Polonia, donde
aproximadamente el 80% de la energía se genera a partir del carbón.
Un viaje en tren de París a Burdeos (aproximadamente 500 km)
emite solo 4,4kg de dióxido de carbono por pasajero, mientras que un viaje
entre las ciudades polacas de Gdansk y Katowice (alrededor de 465km) emite
61,8kg.
Al igual que con los viajes en avión, otro factor es qué tan
lleno está el tren: un tren en el horario pico de una zona popular tendrá
emisiones mucho más bajas por persona que uno rural en la noche, por ejemplo.
Autos eléctricos y diesel
Los autos también emiten menos CO2 que los aviones, siendo
los eléctricos mejores opciones que los diesel y de gasolina (aunque incluso
estos provocan menos emisiones que los primeros).
Pero, al igual que con los aviones, con los autos las
emisiones dependen de varios factores, particularmente cuántas personas llevan.
Según EcoPassenger, un viaje de Londres a Madrid se puede hacer con menores emisiones por pasajero en avión (incluso teniendo en cuenta el efecto de las emisiones no CO2 a gran altitud), si el automóvil transporta solo una persona y el avión está lleno.
Según EcoPassenger, un viaje de Londres a Madrid se puede hacer con menores emisiones por pasajero en avión (incluso teniendo en cuenta el efecto de las emisiones no CO2 a gran altitud), si el automóvil transporta solo una persona y el avión está lleno.
Agregar solo una persona más al vehículo, hace que el auto
gane.
Los autobuses también quedan por debajo de los aviones en
términos de contaminación.
BEIS dice que viajar en autobus emite 27g de CO2 por persona
por kilómetro, en comparación con 41g en el ferrocarril de Reino Unido, aunque
nuevamente esto variará dependiendo de qué tan llenos estén y el tipo de motor
del vehículo.
Viajes en barco
BEIS también calculó las cifras de emisiones para los viajes
en ferri: 18g de CO2 por kilómetro por cada pasajero, que es menos que un
autobús.
Pero la edad y la eficiencia de los ferris varía en todo el
mundo, y un ferri no podría hacer un viaje de Europa a América, aunque sí un
crucero o un transatlántico.
La industria de los cruceros ha estado bajo presión durante
mucho tiempo para reducir su impacto en el medio ambiente, que van desde la
eliminación de desechos hasta la contaminación del aire, así como las altas
emisiones, no solo por los viajes, sino también por el suministro de energía a
todas las instalaciones a bordo.
Carnival Corporation, que posee nueve líneas de cruceros,
dice que sus 104 barcos emiten un promedio de 251g de dióxido de carbono por
"litera inferior disponible" por kilómetro.
Y aunque las cifras no son directamente comparables, sugieren
que viajar en un crucero es muy similar a tomar un vuelo, en términos de la
cantidad de CO2 que emiten.
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