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Publicado BBC Mundo 04/12/2019
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Las consecuencias del cambio
climático ya son visibles en América Latina, aunque no las identifiquemos como
tal.
La temperatura de la Tierra ha
aumentado en 1,1ºC desde el periodo anterior a la Revolución Industrial y no
deja de subir, al punto en que el último lustro (2015-2019) va en camino de
convertirse en el más cálido desde que hay registros, según datos de la Organización
Meteorológica Mundial (OMM) publicados este martes.
Continuamos emitiendo más dióxido
de carbono del que deberíamos y, en 2018, su concentración en la atmósfera
alcanzó un nuevo máximo histórico: 407,8 partes por millón. Este gas es capaz
de permanecer allí durante siglos, y el que está en los océanos aún más,
"perpetuando" así el calentamiento global, según la OMM.
Con motivo de la celebración de
la cumbre del clima (COP-25) en Madrid esta semana, BBC Mundo hace un repaso de
cinco consecuencias del cambio climático que ya son visibles en América Latina.
1. Inundaciones
Uno de los efectos del
calentamiento global que ya se puede notar son las inundaciones.
No son nuevas en América Latina:
entre 1970 y 2013, constituyeron el desastre natural más frecuente, según el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sin embargo, los expertos advierten
que cada vez se vuelven más usuales e intensas.
Zonas como la parte meridional de
Sudamérica vivieron fuertes lluvias en enero del año pasado. En Uruguay y
Argentina, por ejemplo, llegaron a causar daños por un valor de US$2.500
millones, según la OMM.
En este último país, las
poblaciones del norte vivieron un verano lleno de precipitaciones
"extraordinarias" y el Servicio Meteorológico Nacional registró
eventos "significativos" y "bastantes inusuales para la
época", según su página web.
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Ese mes, ciudades como
Resistencia, la capital de la provincia del Chaco, en Argentina, batieron
récord de lluvias con 556,8 milímetros en este caso. Centenares de vecinos
tuvieron que ser evacuados, ya que entre el 40% y el 50% de la localidad acabó
inundada.
En Uruguay, más de 5.000 personas
también tuvieron que dejar sus casas por las fuertes lluvias.
"Lo que está ocurriendo con
el cambio del clima es que todos los fenómenos se van exacerbando en su
magnitud y en su frecuencia", le explicó a BBC Mundo Gabriel Blanco,
ingeniero de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos
Aires.
"Esto quiere decir que donde
antes llovía un poco y de vez en tanto había un problema de abundancia de
lluvia, bueno, ahora eso se exacerba: ocurre más seguido y con más
violencia".
Un mes después, le llegó el turno
a Perú, donde las autoridades declararon a un tercio de los distritos del país
en emergencia ante los daños que dejaron las intensa lluvias, que por esos
lares no solo causa inundaciones sino que aumenta los riesgos de
"huaycos" o deslizamientos de tierras.
A esto se suma el derretimiento
de los glaciares.
Perú, por ejemplo, tiene la
cadena de glaciares tropicales más grande del mundo, la Cordillera Blanca, y
muchos de ellos yacen cerca de zonas agrícolas y pobladas que corren el peligro
de acabar inundadas.
Es el caso de la ciudad de
Huaraz, donde las lagunas que se forman a su alrededor con el agua de los
glaciares han multiplicado su volumen.
El volumen de una de esas
lagunas, Palcacocha, se ha multiplicado por 34 desde la década de los 70.
2. Sequías
Mientras en algunas áreas llueve
a cántaros, en otras, muchas veces dentro del mismo país, pasa lo contrario:
sequías.
Uno de los ejemplos más claros es
Chile, donde antes de las protestas era otro el tema que ocupaba portadas de
periódicos cada semana: la megasequía que el país arrastra tras una década de
escasez de lluvias.
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La nación del sur vive su peor
crisis hídrica de los últimos 50 años, según las autoridades. Una situación que
afecta a siete de sus 16 regiones, donde varios sistemas de riego colapsaron y
más de 30.000 animales perecieron.
"Es brutal, más de la mitad
del país fue declarada en emergencia hídrica", le dijo a BBC Mundo
Florencia Ortúzar, la abogada del Programa de Cambio Climático de la Asociación
Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA). "Hay zonas completas
que dependen de que las autoridades les envíen un camión con agua".
La Oficina de Cambio Climático de
Chile calcula que las precipitaciones se han reducido en un promedio de 23
milímetros por década entre 1961 y 2018 y diversos estudios atribuyen entre el
12% y el 25% de la responsabilidad de este fenómeno al cambio climático causado
por el hombre.
Algo a lo que Ortúzar suma el
"mal manejo" de los recursos hídricos, cuyo uso se prioriza para una
agricultura "no sostenible": "No se está garantizando que el
agua sea primero para las personas".
Algunos, como el periodista
chileno John Müller, mencionan la megasequía como una de las motivaciones de
las protestas que tienen al país en vilo desde hace varias semanas, como le
dijo a BBC Mundo en una entrevista reciente.
Pero no solo Chile vive un estrés hídrico. Otra zona especialmente
vulnerable al cambio climático que ya está sufriendo sus consecuencias es
Centroamérica.
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El Corredor Seco es un área
costera aledaña al océano Pacífico donde vive el 90% de la población de
Centroamérica. Se extiende a lo largo de 1.600 kilómetros, desde Chiapas
(México), pasando por Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y parte de
Costa Rica hasta llegar a Panamá.
Si bien está acostumbrado a ser
escenario de sequías a principios de año debido al fenómeno de El Niño, el
cambio climático lo ha sumido en una situación "verdaderamente
insostenible", según le dijo Gustavo Máñez, coordinador de cambio
climático para Latinoamérica de ONU Medio Ambiente, a la agencia de noticias
Efe en septiembre.
Constituye una zona esencialmente
agrícola donde sequías más prolongadas de lo usual, pero también lluvias
torrenciales, están arruinando las cosechas.
"Las condiciones adversas de
la sequía hacen que una parte importante de esa ola migratoria (hacia Estados
Unidos) tenga que ver con el fenómeno del cambio climático", aseguró
Máñez.
Los glaciares también juegan un
papel en las sequías, ya que concentran agua en época de lluvia, la congelan y
la reparten a lo largo del año a través de los ríos a medida que esta se va
derritiendo.
Si el hielo retrocede, este ciclo
se pierde o disminuye.
3. Huracanes más intensos
Según un informe del Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas
en inglés), el hecho de que América Latina sea escenario de otros "fenómenos
complejos" hace que su interacción con el calentamiento global pueda
contribuir a crear las "condiciones apropiadas" para que sus impactos
sean "desastrosos".
Y entre estos impactos
desastrosos están los huracanes.
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La comunidad científica no se ha
puesto de acuerdo en cuanto a si el cambio climático ha incrementado la
frecuencia de los huracanes.
Pero sí hay más concierto a la
hora de afirmar que efectos del calentamiento global como el incremento de la
temperatura de los océanos y la subida de los niveles del mar, llevan a prever
que serán más fuertes y devastadores.
Expertos de la agencia espacial
de Estados Unidos (NASA) y de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica
(NOAA, por sus siglas en inglés) de ese mismo país advierten de una tendencia
peligrosa: los ciclones son cada vez más lentos, lo que aumenta las
posibilidades de daños en un lugar determinado.
De los 66 ciclones que se
detuvieron o ralentizaron su movimiento en los últimos 70 años, casi la mitad
lo hizo en las últimas tres décadas, según un informe de ambos entes publicado
en junio en la revista Nature.
De acuerdo al estudio, los
ciclones tropicales se han hecho más propensos a "detenerse" cerca de
la costa y a pasar muchas horas sobre dichas regiones desde mediados del siglo
XX.
Su velocidad promedio se redujo
en un 17% entre 1944 y 2017: de los 15,4 kilómetros por hora a los 18,5
kilómetros por hora.
Como explica en su página web el
Centro de Soluciones para el Clima y la Energía, una superficie del mar más
caliente puede intensificar la velocidad de las tormentas tropicales y la
cantidad de lluvia.
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El aumento de los niveles del mar
puede incrementar la intensidad de las tormentas que se den en el litoral y las
posibilidades de marejadas.
Esto se pudo ver este año con el
huracán Dorian, que causó grandes destrozos materiales y humanos en las
Bahamas.
Pero si nos restringimos a
América Latina, Puerto Rico es una de las áreas más afectadas, donde todavía
hay zonas que no han conseguido volver a la normalidad que perdieron en
septiembre de 2017 con el paso del huracán María, que dejó más de 4.600
muertos.
4. Subida del nivel del mar
El calentamiento global ha hecho
que el nivel del mar aumente notablemente desde 1993.
Esto se debe, por un lado, al
derretimiento de los hielos en los polos. Pero, como apuntó Gabriel Blanco:
"El principal motivo es que aumenta la temperatura de los océanos y cuando
esto ocurre, el agua se expande. Eso es lo que produce que el nivel del mar
suba".
"En parte de la costa de
Argentina y en parte de la costa este de Estados Unidos y algunos otros lugares
donde las costas son bajas, su impacto es tremendo", añadió.
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En Panamá, por ejemplo, ya hay
zonas que están sufriendo las consecuencias.
En Gardi Sugdub, mejor conocida
como isla Cangrejo, existe desde hace algunos años un programa voluntario de
traslado a tierra firme.
Muchos de sus más de mil
habitantes de la etnia guna, al menos los que viven más cerca de la costa, ven
el agua colarse en casa en algún momento del año.
Ubicada en el archipiélago de San
Blas, que es una de las principales atracciones turísticas del país
centroamericano, a la isla aún le quedan años para cederle territorio al agua.
Pero sus habitantes ya son
conscientes de que un futuro allí a largo plazo no será posible.
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