- La falta de medicinas y de personal de salud
agravaron la situación de vulnerabilidad de los pueblos indígenas ante el
COVID-19.
- Más de 37 mil indígenas han perdido la vida a consecuencia del coronavirus hasta el 21 de diciembre.
Hasta el 21 de diciembre de 2020,
la cantidad de población afectada por coronavirus en la Amazonía superaba el
millón de personas, mientras que la cantidad de fallecidos a consecuencia del
COVID-19 estaba por encima de los 37 000.
Desde el inicio de la pandemia en
Latinoamérica, en marzo del 2020, las comunidades indígenas optaron por cerrar
las fronteras de su territorio, medida que esperaban los protegiera de la
llegada del nuevo virus que paralizó al planeta. Pero el SARS-Cov-2, llegó
hasta ellos.
Los primeros días de abril se
confirmaba el primer caso de COVID-19 en la Amazonía brasileña. Se trataba de
una mujer kokama en el estado de Amazonas, frontera con Perú y Colombia.
Después vendrían los reportes de casos en Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia, y
el resto de países de América Latina con población indígena.
El coronavirus llegó como un
tsunami para arrasar con la población más vulnerable del continente. Cuando
empezó la pandemia, la antropóloga peruana especializada en pueblos indígenas,
Beatriz Huertas, advirtió que la vulnerabilidad de las comunidades nativas se
agravaría debido a las deficiencias del servicio de salud en sus territorios.
No se equivocó.
En los meses siguientes, desde
las comunidades se reclamaba atención para los afectados por el COVID-19. Era una
constante la falta de medicinas y de personal de salud en los centros de
atención. “Con la pandemia se ha podido ver con más claridad cuáles son las
necesidades de salud en el lugar que vivimos. Era triste no tener médicos ni
medicinas. Cuando íbamos a las comunidades era terrible, las personas estaban
con fiebre y no sabíamos cómo conseguir medicinas para atenderlos”, recuerda
ahora la lideresa indígena peruana Betty Rubio, presidenta de la Federación de
Comunidades Nativas del Medio Napo Curaray y Arabela (Feconamncua).
Las políticas de los gobiernos de
América Latina para atender las necesidades de los pueblos originarios han sido
criticadas por las federaciones indígenas. En una declaración del 23 de
diciembre de 2020, la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca
Amazónica (COICA) señaló que en la Amazonía se viven procesos constantes de
exclusión, discriminación y explotación de los territorios, los mismos que “se
vieron encrudecidos con la pandemia del COVID-19”.
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En el mismo documento se recuerda
que “las pandemias son solo un síntoma de un planeta enfermo que necesita
sanar”, por tanto, “es urgente restablecer el equilibrio, la armonía entre los
seres y lograr un nuevo acuerdo para la Madre Selva Amazónica que permita
evitar más asesinatos, más deforestación e incendios, y detener la extinción y
las pandemias”. Coica exhorta, entonces,
a entender la importancia de la Amazonia y los pueblos indígenas que
habitan en ella, para la supervivencia del planeta, y hace un llamado a la
acción urgente para que se detengan los efectos del cambio climático.
Uno de los últimos reportes sobre
el impacto del COVID-19 en los pueblos indígenas de la Red Eclesial
Panamazónica (REPAM) y COICA indica que la cifra de personas afectadas por el
virus en los nueve países amazónicos llega a 1 610 130 casos confirmados. En
tanto, el número de fallecidos alcanzó 37 747 personas, hasta el 21 de
diciembre de 2020.
Brasil lidera esta triste lista
con más de 25 931 muertos; le siguen Bolivia con 6284 fallecidos, Perú con 3126
y Colombia con 1613. El resto de países amazónicos —Ecuador, Venezuela, Guyana,
Guyana Francesa y Surinam— no superan las 500 personas fallecidas, según REPAM
y COICA.
La partida de los líderes
indígenas
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“Esta pandemia nos está quitando
a nuestros sabios”, dijo el líder indígena peruano Zebelio Kayap, tras la
muerte del líder awajún Santiago Manuín
Valera a consecuencia del COVID-19.
Santiago Manuín luchó por su vida
durante dos semanas. Había sobrevivido a una ráfaga de metralleta durante el
conflicto ocurrido en Bagua, Perú, en el año 2009 , pero falleció el miércoles
1 de julio por el coronavirus.
Benjamín Rodríguez fue otro líder
indígena en Perú que falleció a consecuencia del COVID-19. Fue uno de los
principales impulsores de la creación del Parque Nacional Yaguas y del Área de
Conservación Regional Ampiyacu Apayacu, en la región Loreto
Humberto Chota, líder indígena
peruano del pueblo Shawi, en la Triple Frontera en Loreto, la zona de frontera
entre Perú, Colombia y Brasil; Silvio Valle, alcalde de Masisea y líder del
pueblo Shipibo-Konibo en Ucayali y José Tijé, reconocido por ser la última
persona que dominaba el Harakmbut, una lengua en peligro de extinción, son
algunos de los 27 líderes y lideresas indígenas que fallecieron en Perú a causa
del COVID-19.
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