Tal vez pocas personas pueden
imaginar la siguiente escena. En la pantalla de rayos X del aeropuerto
internacional Jorge Chávez, en Lima, un viajero extranjero que salía del país
ha pasado unas maletas donde se veían unas imágenes parecidas a “pollitos a la
brasa”, un potaje emblemático de la gastronomía peruana.
Sin embargo, el cargamento no era
ni más, ni menos, que 20 aves vivas casi embalsamadas dentro de pequeñas cajas
de cartón con orificios a los costados, que estaban listas para enrumbar a
Europa, cuenta Pilar Ayala, especialista de fauna silvestre del Servicio
Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) del Ministerio de Desarrollo
Agrario y Riego (Midagri).
Las aves pertenecían a seis especies muy vistosas y requeridas en el mercado negro, donde su cotización bordea los 150 euros cada una. Algunas eran endémicas; es decir que solo viven en el Perú, y otras se encuentran categorizadas como “casi amenazadas” y están protegidas por la legislación nacional de protección de la fauna silvestre.
Este caso, contado en el episodio
3 del podcast “Latidos del bosque” del Serfor, evidencia una de las varias
modalidades que usan los traficantes para extraer diversos ejemplares de
nuestra flora y fauna silvestre, y así atender mercados ilegales en otros países,
generalmente en Asia y Europa.
Negocio altamente lucrativo
El comercio no autorizado o ilegal de fauna silvestre es considerado como una de las mayores actividades del crimen organizado. A nivel mundial, el tráfico ilegal de la fauna silvestre es uno de los comercios ilegales más lucrativos (excluyendo los productos hidrobiológicos y la madera) y genera entre US$ 7,800 y 10,000 millones por año, según la Estrategia Nacional para Reducir el Tráfico Ilegal de Fauna Silvestre 2017-2027.
Pérdida de biodiversidad
Además, este tráfico es una de las principales causas de la pérdida de nuestra diversidad biológica. Más de 300 especies de animales silvestres del Perú son objeto de tráfico ilegal y cerca de 50 de ellas están en alguna categoría de amenaza de extinción.
En el caso de las aves, estas son capturadas en sus hábitats naturales y luego “preparadas” para nunca más regresar. Muchas mueren en el camino; y se estima que, de cada diez aves capturadas, solo una o dos sobreviven. Además, estamos frente a casos de maltrato animal. Monos, tortugas, aves, ranas u otras especies animales son sometidas a condiciones de insalubridad y confinados a espacios reducidos, lo que ocasiona que muchas no sobrevivan.
Especies con mayor demanda
Los loros son las especies de aves que tienen mayor demanda por los traficantes de animales por su colorido, fácil adaptación al cautiverio y relativo fácil cuidado.
Otra especie muy cotizada es el
guacamayo rojo y verde (Ara chloropterus), por la que los comerciantes llegan a
pagar 227 dólares en promedio por cada ejemplar extraído ilícitamente de la
Amazonía, donde vive esta ave de comportamiento gregario. Llega a medir hasta
47 centímetros de alto. Su reproducción está limitada por la disposición de los
nidos de los árboles grandes con buena cobertura vegetal que pueden ser
utilizados como nido por décadas. Este tipo de ave jugó un rol muy importante
como inspiración artística en culturas preincaicas como la Mochica. Su
presencia sugiere que sus coloridas plumas fueron usadas para la elaboración de
tocados.
Otra especie de gran demanda y
cotización es el cernícalo americano (Falco sparverius), que vive a lo largo de
la costa y los Andes peruanos, desde Tumbes y Cajamarca hasta Tacna y Puno.
Llega a crecer hasta los 30 centímetros de alto y ocupa el primer lugar entre
las aves rapaces más traficadas en el Perú, con una cotización de hasta 60
dólares por ejemplar en promedio. Es preferida por los traficantes ilegales
para abastecer a los aficionados a la cetrería (práctica de crianza y adiestramiento
de aves rapaces).
El loro máscara roja (Psittacara mitratus) se caracteriza por ser el único ejemplar de loro que no presenta color rojo en sus alas. Esta ave puede ser observada al este de los Andes, entre los 1,600 y 3,400 metros de altitud, en las regiones de Huánuco, Pasco, Junín, Huancavelica, Ayacucho y Cusco. Su cotización en el mercado ilegal puede llegar hasta los 43 dólares en promedio por cada ejemplar, que en su etapa adulta llega a medir 29 centímetros de alto.
Los traficantes también prefieren
al loro cabeza gris o “pedrito” (Aratinga weddellii), que es la tercera ave más
afectada por el tráfico ilícito de fauna silvestre en el Perú. Habita en el
bosque húmedo tropical, en las regiones de Loreto, Amazonas, San Martín,
Ucayali y Madre de Dios, y es requerido por su docilidad y fácil adaptabilidad
al cautiverio. Llega a medir 27 centímetros de alto en su edad adulta. Su
cotización alcanza los 69 dólares por ejemplar en promedio, en el mercado
ilegal de fauna silvestre.
En el mercado ilícito de fauna
silvestre es muy requerido el pihuicho de ala amarilla (Brotogeris
versicolurus), que es la especie más traficada en los últimos quince años con
más de 15,000 individuos decomisados por las autoridades. Esta especie, que
llega a medir hasta 25 centímetros de alto en su edad adulta, vive en la
Amazonía de las regiones Loreto y Ucayali, y anidan en agujeros existentes en
troncos y termiteros vulnerados por cazadores furtivos. Estos incluso llevan
niños a capturarlos porque sus manos ingresan con mayor facilidad en las
madrigueras. Los traficantes llegan a pagar 17 dólares por cada ejemplar en
promedio.
La lista de aves más demandadas
por los comerciantes ilegales de fauna silvestre está constituida también por
el botón de oro (Sicalis flaveola), que llega a medir hasta 13.5 metros de alto
en su edad adulta. Esta especie se adapta a ambientes urbanos. Es habitual
encontrarlas en jardines y parques. Son muy territoriales y pelean hasta la
muerte por espacio y jerarquía. De ahí que en Brasil sean muy apreciadas en
países como Brasil como aves de pelea. Los traficantes llegan a pagar 15
dólares en promedio por esta especie en peligro de extinción.
Se denomina “cosecha” a la
captura masiva de pichones. También se utiliza el término “loreadas” para esta
actividad ilegal. El traslado se realiza principalmente por vía fluvial hasta
los centros urbanos de ciudades como Iquitos y Pucallpa, y desde allí se
traslada a las especies en cajas de madera u otros empaques que llegan a
contener entre 50 y 150 ejemplares, hasta Lima.
No ser cómplice del comercio ilegal de fauna silvestre
La normativa forestal y de fauna silvestre indica que es ilegal la posesión, captura, transporte y venta de especies silvestres sin autorización. En ese sentido, se recomienda no comprar animales silvestres de origen ilegal, dado que hacerlo convierte al cliente en un agente más de esta actividad ilícita.
Es importante comprender que la
compra o uso de estos animales vivos, así como de productos medicinales u
ornamentales derivados de estos, motiva que el mercado ilegal se extienda y
fortalezca.
Como menciona Walter Silva,
especialista de fauna silvestre de Serfor Lima, existe toda una red de
traficantes, desde la persona que extrae los animales de su entorno, el
‘burrier’ que lleva a los animales de un país a otro y el que lleva el animal a
su destino final en el mercado negro.
“Estamos frente a una actividad
ilícita que debemos reducir progresivamente y en la que cada uno de nosotros
somos pieza clave. No compremos animales silvestres de origen ilegal y
denunciemos estos hechos”, enfatiza.
Vale la pena recordar que el Perú
es considerado como un país megadiverso que alberga una gran variedad de
especie de flora y fauna silvestre, muchas muy preciadas para colecciones
privadas. Además, su ubicación geográfica lo convierte en un punto estratégico
de salida hacia otros continentes.
Capacitación a funcionarios
El Serfor capacita periódicamente a fiscales, magistrados, funcionarios y otros servidores públicos las causas y las características del tráfico ilegal de productos de vida silvestre y los bosques; la oferta y la demanda que abastece este comercio y las diversas actividades que la definen, que van desde la caza furtiva, la tala ilegal hasta el consumo y el tráfico internacional.
Asimismo, sobre contabilidad
forense para delitos contra la vida silvestre y los bosques; así como los
esfuerzos que se realizan para poder realizar el seguimiento a la trazabilidad
del tráfico ilícito de fauna silvestre, entre otros aspectos vinculados a este
importante tema.
Entre los funcionarios
capacitados figuran las Autoridades Regionales Forestales y de Fauna Silvestre
(ARFFS), Administraciones Técnicas Forestales y de Fauna Silvestre (ATFFS) del
Serfor, Fiscalías Especializadas en Materia Ambiental (FEMA), así como funcionarios
de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), la Superintendencia Nacional de
Aduanas y de Administración Tributaria (SUNAT) y de la Policía Nacional del
Perú (PNP).
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