- La destrucción de bosques tropicales, la intensificación de la ganadería y el comercio de especies silvestres, son algunos de los factores que, según los científicos, contribuyen a la propagación de patógenos.
- Un reciente informe advierte que las soluciones para evitar una nueva pandemia son más baratas y efectivas que las inversiones en pruebas de diagnóstico, vacunas y medicamentos. Representan solo el 2 % de los costos económicos que se invierten en la respuesta al Covid-19.
Nadie quiere más pandemias, pero
la probabilidad de que aparezca otra es “mayor que nunca”. El cambio en el uso
del suelo, la destrucción de los bosques tropicales, la expansión de las
tierras agrícolas, la intensificación de la ganadería, la caza, el comercio de
animales silvestres, y la urbanización rápida y no planificada son algunos de
los factores que influyen en la propagación de virus con potencial pandémico.
Esa es la conclusión principal
del informe del Grupo de Trabajo Científico para la Prevención de Pandemias, un
equipo creado por el Instituto de Salud Global de Harvard y el Centro para el
Clima, la Salud y el Medio Ambiente Global de la Escuela de Salud Pública T.H.
Chan de Harvard. En el documento, que reúne la evidencia científica existente y
brinda recomendaciones para evitar una nueva pandemia, los investigadores
advierten que la agricultura está asociada a más del 50 % de las enfermedades
zoonóticas que han afectado a los humanos desde 1940. Esta cifra plantea
desafíos, pues el informe menciona que con el crecimiento de la población
mundial y el incremento de la inseguridad alimentaria, resulta urgente invertir
en una agricultura sostenible, conservar los recursos hídricos, evitar un mayor
cambio en el uso de la tierra y reducir la pérdida de biodiversidad.
“Si se reforesta, si se regulan los mercados de animales salvajes, entre otros, estamos contribuyendo a disminuir la probabilidad de que esos virus —muchos que aún no están caracterizados— lleguen a los humanos. Así disminuimos el riesgo”, asegura Marcos Espinal, director de Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales de la Salud, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), a Mongabay Latam. Él no tiene dudas: trabajar en la prevención reducirá costos en términos económicos, sociales y en vidas humanas.
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Existe preocupación entre los científicos por el cambio de paisaje debido a la presencia de agricultura y ganadería. Foto: Archivo Camila Gonzalez. |
Bosques protectores
En el 2020 se perdieron 12,2
millones de hectáreas de bosques tropicales en el mundo. Esta cifra, presentada
este año por Global Forest Watch, demuestra el desafío al que la humanidad se
enfrenta y al que se refieren los autores del informe. Los científicos proponen
invertir en la conservación de los bosques tropicales —en especial los que
están intactos o en buen estado de conservación—, como una de las medidas
obligatorias para evitar una nueva pandemia.
¿La razón? Cuando los animales
son despojados de sus territorios tienen que buscar nuevos lugares para vivir y
así se crean oportunidades para que los patógenos busquen nuevos huéspedes.
“Cuando se deforesta un bosque, el animal sale de su hábitat y trata de buscar
un lugar donde pueda subsistir —comenta Marcos Espinal, coautor de la
investigación—. Ese animal, que no está completamente examinado, puede tener
virus, tener patógenos que uno no conoce”.
Al acabar con los bosques se crea
un desbalance en un ecosistema que antes estaba en equilibrio, ocasionando que
los grandes mamíferos huyan y queden las especies que se adaptan fácilmente a
los ecosistemas transformados, que se reproducen más rápido y en menor tiempo,
y que se conocen como especies sinantrópicas. «Se ha visto que esos mamíferos
que quedan son buenos hospederos. […] Esos cambios desequilibran toda la cadena
trófica y favorecen a un grupo de organismos que tiene unas características que
los hacen muy buenos hospederos y pueden amplificar los virus rápidamente”,
explica Camila González Rosas, bióloga, doctora en Ciencias y docente del
Centro de Investigaciones en Microbiología y Parasitología Tropical de la
Universidad de los Andes, a Mongabay Latam.
El informe advierte que se ha descubierto que animales como murciélagos, roedores y primates albergan una mayor proporción de virus zoonóticos que otros grupos.
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Camila González ha estudiado la presencia de patógenos en primates. Foto: Giovanni Randazzo. |
Buscar soluciones de fondo, como
la conservación de los bosques tropicales y frenar la pérdida de biodiversidad,
no solo evitará el riesgo de una nueva pandemia, sino que ayudará a cumplir las
metas urgentes en cambio climático, como limitar el aumento de la temperatura
del planeta a 1,5°C. En su más reciente informe, el Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) advirtió que de no disminuir en al
menos un 45 % las emisiones de gases de efecto invernadero al 2030 y
eliminarlas a 2050, la humanidad se enfrentará a una catástrofe climática.
“Las acciones a tomar para evitar una nueva pandemia son tan contundentes como las del cambio climático. Los virus están saliendo porque estamos haciendo cosas que no deberíamos hacer. Abusamos de la capacidad de los sistemas de ser resilientes y estamos apuntando a un límite de no retorno. Las cosas difícilmente cambiarán mientras el desarrollo económico siga por encima de todas las prioridades. No es que se generen virus diferentes, simplemente lo que estaba contenido en un equilibrio natural, lo estamos sacando”, puntualiza González.
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El foco de deforestación en Flor de Ucayali, Perú, se inicia en el límite de este pueblo con el caserío Santa Sofía. Foto: Feconau. |
El límite de la frontera
agropecuaria
La investigación del equipo de
trabajo de la Universidad de Harvard también constató que la propagación de los
virus de la fauna silvestre hacia las personas, a veces a través del ganado, es
una de las causas principales del riesgo de pandemia. Esa conclusión tiene
sentido para la bióloga Camila González, quien explica que entre más densidad
poblacional de animales se ponga en los ecosistemas transformados, mayores
oportunidades tendrán los patógenos para salir y llegar a los humanos.
“Si tumbas el bosque y metes una
gran cantidad de animales [vacas, por ejemplo], lo que haces es poner una
autopista para que el patógeno salga y llegue a los humanos. Le das una
cantidad de hospederos susceptibles para que infecte. […] Con más hospederos,
aumenta la propagación del virus”, dice.
Por eso, otra de las
recomendaciones de los científicos de Harvard es mejorar la bioseguridad para
el ganado y los animales de granja, especialmente cuando la cría se realiza
cerca de asentamientos humanos. “Los bosques, la depredación, el mercado de
animales salvajes y hasta el mal uso de animales domésticos —porque existe, por
ejemplo, la rabia humana transmitida por perros—, son factores que influyen en
la probabilidad de una pandemia. Es una confluencia de factores”, indica
Espinal, resaltando que otro de los desafíos es el control de la caza y de los
mercados de animales salvajes, donde matan a los animales silvestres y venden
sus carnes sin una higiene adecuada. Estas condiciones favorecen el salto de
posibles patógenos a los humanos y la Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza (UICN) ya ha advertido que el 75 % de todas las enfermedades
infecciosas emergentes provienen de la vida silvestre.
Fortalecer una agricultura
sostenible y evitar el desperdicio de alimentos serán medidas fundamentales,
precisa el informe, para reducir la pérdida de biodiversidad, conservar los
recursos hídricos y prevenir nuevos cambios en el uso de la tierra, al tiempo
que se promueve la seguridad alimentaria y el bienestar económico. En
conclusión: ser más productivos con los recursos que se tienen actualmente,
pues si bien hoy se produce comida para más de 10 000 millones de personas,
también se desperdicia casi un tercio de los alimentos, de acuerdo con la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO).
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Deforestación en los bosques de Colombia. Foto: Fundación Natura. |
La prevención cuesta menos
Aún se desconoce mucho sobre las
enfermedades que se transmiten de los animales a humanos o viceversa pero
Manish Kakkar, especialista en salud pública de Nueva Delhi (India) y coautor
de la investigación, considera que esta es la oportunidad para hacer más
análisis que permitan desarrollar estrategias específicas para cada país, que
tengan como objetivo buscar soluciones de fondo y no solo responder a un brote.
“Espero que se analicen
detenidamente las recomendaciones del equipo para tener claros los próximos
pasos y así estar mejor preparados para la próxima pandemia, porque no se trata
de si habrá otra, sino de cuándo ocurrirá”, manifiesta Kakkar.
Si bien las inversiones en el sistema sanitario, en pruebas de diagnóstico, medicamentos y vacunas son importantes para contener los brotes de enfermedades cuando ya se han producido, el informe resalta que no solucionan el problema de la propagación ni evitan el riesgo de que ocurra una pandemia. Son medidas que, además, resultan insuficientes y no benefician a todos los países por igual pues, mientras que en los países de bajos ingresos menos del 2 % de las personas han recibido al menos una dosis de la vacuna —según Human Rights Watch—, en los países ricos ya están pensando en una tercera dosis como refuerzo. “Incluso en los países más ricos la cobertura de la vacuna está lejos de alcanzar los niveles necesarios para controlar la variante Delta”, subraya el informe.
Aaron Bernstein, director
interino del Centro para el Clima, la Salud y el Medio Ambiente Global de
Harvard T.H. Chan School of Public Health y líder del grupo de trabajo
científico, considera que tomar soluciones que traten el problema de fondo como
frenar la destrucción de los bosques tropicales y la pérdida de biodiversidad,
regular el mercado de animales salvajes, fomentar una agricultura sostenible y
evitar el desperdicio de alimentos, tienen múltiples beneficios. Por un lado,
son considerablemente más baratas; por el otro, ayudarán a detener la
propagación de enfermedades de animales a humanos, así como a estabilizar el
clima del planeta y revitalizar su biósfera. Esto será esencial no solo para la
salud sino para mantener un bienestar económico, pues, de acuerdo con el
científico, el COVID-19 provocó una pérdida mundial estimada en unos 40 000
millones de dólares al año.
Bernstein asegura que actualmente
se han gastado más de 6 billones de dólares en “pañitos de agua tibia”. “No
importa cuánto gastemos en vacunas, nunca podrán inmunizarnos completamente
contra futuras pandemias», dice. En investigaciones anteriores, Bernstein ha
encontrado que reducir la deforestación y regular el comercio de animales
silvestres cuesta 22 000 millones de dólares al año, lo que representa solo el
2 % de los costos económicos y de mortalidad que el mundo invierte hoy en día
en respuesta al COVID-19.
Por último, el informe recomienda aprovechar las inversiones en el fortalecimiento del sistema de salud para avanzar en la conservación. Los investigadores de Harvard resaltan que un ejemplo de éxito es Borneo, una isla asiática donde una década de trabajo permitió reducir la deforestación en un 70 %, proporcionar acceso a la atención médica a más de 28 400 personas y reducir sustancialmente la malaria, la tuberculosis y otras enfermedades comunes de la infancia.
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Los peces muertos por contaminación del agua son un reflejo de mal manejo de la salud ambiental en muchos teritorios latinoamericanos. Foto: Nacionalidad siekopai. |
Será clave además —plantean los
científicos— aprovechar las inversiones en los sistemas sanitarios y apoyar las
plataformas de One Health (Una sola salud), un concepto que hace alusión a
buscar el equilibrio entre la salud humana, ambiental y animal. Solo de esta
manera, dicen, se podrá avanzar conjuntamente en la conservación, la salud y la
prevención de contagios.
“En este informe presentamos toda
la evidencia, pero también hacemos recomendaciones, de tal forma que los
líderes regionales, los políticos y los jefes de Estado pongan atención y
traten de invertir, no solo en la respuesta a la pandemia, sino también en la
prevención. Queda claro que la principal inversión que debe hacer la humanidad
para llegar a la raíz de los problemas es proteger el mundo natural, de esto
depende la salud y el bienestar económico”, finaliza Marcos Espinal.
Fuente: MONGABAY
*Imagen principal: Personal de
salud en Santa Rosa de Serjali, en Sepahua, Ucayali, Perú. Foto: Microred de
salud Sepahua.
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