La Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP), miembro del Grupo de Trabajo para el desarrollo del sector agrario y riego que se creó en el marco de la Segunda Reforma Agraria, planteó su visión para el desarrollo integral de esta propuesta, tomando en cuenta las necesidades de los pueblos y mujeres indígenas.
A través de un pronunciamiento,
señalaron que la Segunda Reforma Agraria «no puede ser solo comprendida como el
desarrollo de capacitaciones y formación técnica». Teniendo en cuenta los
tiempos actuales de pandemia y crisis, mencionaron que es necesario centrarse
en «producir alimentos para la gente en vez de productos de exportación para la
economía global», así como contribuir a construir la soberanía alimentaria,
cultivar alimentos saludables, reducir el calentamiento global y cuidar a la
Madre Tierra.
Enfatizaron además que es
importante que, tomando en cuenta a los pueblos indígenas u originarios, se
promueva la evaluación de la Primera Reforma Agraria. Estos y otros
planteamientos fueron remitidos en una carta al MIDAGRI y al director general
de Gestión Territorial, Eibert Sotomayor Obregón, como respuesta a la
invitación para integrar el Grupo de Trabajo.
Lee a continuación el
pronunciamiento de forma íntegra:
Por una reforma agraria integral, desde nosotras y con nosotras y cuidando a la Madre Tierra
Hace 52 años el gobierno del
general Juan Velasco Alvarado decretó la Reforma Agraria. Entonces los pueblos
indígenas éramos prácticamente esclavizados por los grandes latifundistas, que
nos despojaron de nuestros territorios para sus haciendas. Las mujeres
indígenas éramos utilizadas no solo para la servidumbre doméstica sino incluso
sexualmente. Los sucesivos gobiernos fueron desmantelando esta reforma porque
la aristocracia nunca perdió el control del Estado. Por eso hoy existen
empresas agroexportadoras que poseen extensiones de tierras más grandes que
esas antiguas haciendas. Y existen nuevas formas, incluso legalizadas, de
despojo territorial.
Como ONAMIAP planteamos, en
primer lugar, que la Segunda Reforma Agraria no puede ser solo comprendida como
el desarrollo de capacitaciones y formación técnica. En tiempos de crisis y
pandemia, debe enfocarse en producir alimentos para la gente en vez de
productos de exportación para la economía global, contribuir a construir
nuestra soberanía alimentaria, cultivar alimentos saludables, reducir el
calentamiento global y cuidar a la Madre Tierra.
Además, un proceso de real
reforma debe garantizar:
Evaluación de la Primera Reforma
Agraria. Es fundamental que el MIDAGRI promueva una evaluación de la Primera
Reforma Agraria incorporando las experiencias de los Pueblos Indígenas u
Originarios. Ello para tener claridad de lo positivo de ese proceso y los
impactos negativos en los territorios indígenas.
Aseguramiento de la propiedad
colectiva indígena u originaria. La Segunda Reforma Agraria debe priorizar a la
propiedad colectiva y no a la propiedad individual que viene fracturando los
territorios y la organización comunal.
Titulación de la propiedad
territorial ancestral de los Pueblos Indígenas u Originarios. Ello implica que
se elimine la figura de cesión de uso en la titulación de las comunidades
nativas.
Eliminación de las formas legales
de despojo territorial indígena. Como ONAMIAP hemos identificado leyes que
legalizan el expolio de territorios a comunidades y Pueblos, éstas deben ser
revisadas
Estos planteamientos fueron entregados al MIDAGRI en una carta remitida el
17 de septiembre al director general de Gestión Territorial, Eibert Sotomayor
Obregón, en respuesta a su invitación para integrar este Grupo de Trabajo. En
esa carta señalamos también que es fundamental que el proceso a emprender
garantice los derechos de los pueblos y las mujeres indígenas.
Por una reforma agraria integral,
desde nosotras y con nosotras.
Fuente: CAAP
Foto: Andrés Alviar/ ONAMIAP
Fuente: CAAP
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