- El III Congreso de Áreas Protegidas de
Latinoamérica y El Caribe se realizó en Lima con la participación de más
de 2700 personas de 33 países.
- Pueblos indígenas reclaman el respeto de sus
territorios y la autodeterminación para el manejo de las áreas protegidas
superpuestas sobre ellos.
Publicado MONGABAY 21/10/2019
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“La próxima década es crucial, es la última oportunidad que
tiene la humanidad para frenar el cambio irreversible de este modelo de
producción, consumo y expansión”, dijo Julia Miranda Londoño, presidente global
adjunta de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas de la Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Este llamado lo hizo durante el cierre del III Congreso de
Áreas Protegidas de Latinoamérica y El Caribe (CAPLAC) realizado hace una
semana en Lima, Perú. Las palabras de Miranda, con las que coinciden muchos de
los representantes de los países, están expresadas en la Declaración de Lima,
un documento que reúne los compromisos de diversos sectores —mujeres, jóvenes,
pueblos indígenas, guardaparques y gobiernos locales— para fortalecer el manejo
efectivo de las áreas naturales protegidas, así como dar una especial atención
a las áreas marinas y los océanos en la región.
Miranda Londoño saludó que el cumplimento de la meta 11 de
Aichi del Convenio sobre Diversidad Biológica, pues hasta el momento se ha
alcanzado la protección del 23.6 % de la superficie terrestre y el 18.1 % del
área marina y marina costera en Latinoamérica.
Este documento, además, recoge las demandas de los pueblos
indígenas, quienes exigieron su participación como socios plenos y efectivos, y
no solo como beneficiarios para garantizar la sostenibilidad financiera de las
áreas protegidas.
La propuesta para establecer el 17 de octubre como el Día de
las Áreas Protegidas de Latinoamérica y El Caribe, selló estos cuatro días de
reuniones de más de 2700 personas de 33 países que llegaron a Lima para
participar de este encuentro.
La importancia de las áreas protegidas marinas
La necesidad de ampliar las áreas protegidas en el mar y las
zonas costeras ha sido una constante en el III Congreso de Áreas Protegidas de
Latinoamérica y El Caribe. Desde la inauguración, el compromiso de que se
incrementen estos espacios para la conservación marcó la pauta, sobre todo, de
la representación peruana.
La ministra del Ambiente, Fabiola Muñoz, manifestó su
compromiso de que en Perú se concreten la Reserva Nacional Mar Tropical de Grau
y la Reserva Nacional Dorsal de Nazca para el 2021.
En su discurso de clausura, la titular del sector aseguró que
para el bicentenario de la independencia de Perú se contará con la declaración
de ambas áreas en el mar peruano. “Mi compromiso es que se concrete la creación
de estas áreas protegidas para el 2021”, aseguró.
Pedro Solano, director ejecutivo de la Sociedad Peruana de
Derecho Ambiental (SPDA), reconoció que es importante que la ministra del
Ambiente “haya asumido de un modo potente y enérgico” la necesidad de cerrar la
brecha de las áreas naturales protegidas en el mar peruano. “La brecha es
enorme. Ojalá que lo logremos”.
Para Alicia Kuroiwa, directora de Hábitats y Especies
Amenazadas de Oceana, con la designación de estas dos áreas protegidas el Perú
pasaría de tener un 0.5 % de mar protegido a más del 7 %. “Esperamos con ansias
que el proceso de la Reserva Nacional Dorsal de Nazca culmine este año, ya que
una de las metas es llegar a la COP 25 en Chile con esta área establecida”.
La ampliación de las áreas naturales protegidas en mares y
océanos ha sido una de las urgencias mencionadas en la Declaración de Lima.
“Existe un esfuerzo regional por fortalecer las áreas marinas protegidas en la
región, pero requiere mayor financiamiento para consolidarse”, dijo Claudio Maretti,
coordinador Ejecutivo del II CAPLAC en la clausura del congreso.
“Una tarea pendiente es devolver la mirada a mares océanos y
cuerpos de agua vitales para lograr las metas de conservación y bienestar”,
señaló Tania Ammour, representante de la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza (UICN).
Amour también destacó la urgencia de actuar con soluciones
innovadoras para atender la pérdida de la biodiversidad agravada por la crisis
climática, los patrones de consumo y la desigualdad. “Amenazas que afectan
hasta nuestra sobrevivencia como especie”.
Las
propuestas de los pueblos indígenas
Ser actores y no solo espectadores fue uno de los puntos
clave dentro del discurso de los líderes indígenas. Ellos demandaron una
participación activa en el manejo de las áreas protegidas que se superponen a
sus territorios, y lo dejaron en claro en cada una de sus intervenciones
durante el Congreso que culminó el 17 de octubre.
Para Jorge Nahuel, autoridad de la Confederación Mapuche de
Neuquén y director de la Región Cono Sur del Consorcio Ticca, los pueblos
indígenas han tenido un protagonismo mínimo en la elección de las áreas a ser
protegidas que coinciden con sus territorios y en el plan de manejo de
estas,puesto que sus territorios han sido solo objeto de conservación por parte
de los Estados y las organizaciones civiles. Por eso, el líder indígena exige
que se respete la autodeterminación de los pueblos originarios para el manejo
de las áreas protegidas que se superponen a sus territorios.
“No necesitamos que los estados y las organizaciones civiles
creen tutelajes para el manejo de nuestros territorios”, comenta Nahuel a
Mongabay Latam. Por el contrario, el líder indígena reclama que el
establecimiento de muchas áreas protegidas se hizo sin la autorización de los
pueblos indígenas en cuyos territorios se superponen estas zonas protegidas.
“Si bien algunos estados muestran mayores avances normativos
y de políticas públicas, con respecto a los derechos de los pueblos indígenas,
constatamos que el principal problema sigue siendo la falta de implementación
efectiva de estos derechos y de las resoluciones y decisiones en materia de
conservación”, dice la declaración de la Red Ticca (territorios y áreas
conservados por pueblos indígenas y comunidades locales) que se presentó
durante el cierre del congreso.
En ese mismo documento se critica el modelo de desarrollo
promovido por los estados de la región, que se basa en “las industrias
extractivas, la agroindustria, el turismo masivo y los proyectos de
infraestructura, junto con los nuevos mecanismos de mercantilización de la
naturaleza”.
Para los pueblos indígenas, el 50 % del planeta necesita
estar protegido formalmente, y el otro 50 % debe ser manejado sosteniblemente
para el año 2030, solo así —aseguran— se podrá cumplir con las metas del
Acuerdo de París y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. “Todo lo que sea
debajo de esa meta será puro maquillaje verde”, dice Felipe Gómez, miembro del
directorio del Consorcio Ticca.
Durante los cuatros días del congreso, las organizaciones
indígenas presentes en Lima realizaron debates, diálogos y pronunciamientos en
la maloca indígena, un lugar que semejaba el espacio comunal ancestral de las
comunidades amazónicas.
Las exigencias de los pueblos indígenas también contemplan un
nuevo acuerdo mundial que convierta a la crisis climática en una prioridad
global, así como la titulación total de los territorios indígenas y la
aplicación del convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre
la consulta previa. Esta última enfocada, para este caso, en considerar la
opinión de los pueblos indígenas en la definición de las áreas protegidas,
sobre todo en aquellas que se superponen con sus territorios.
Wrays Pérez, presidente del Gobierno Territorial Autónomo
Wampis, comenta que el aporte de los pueblos indígenas a la conservación ha
sido reconocida en los estudios presentados por el Panel Intergubernamental del
Cambio Climático (IPCC) y la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y
Servicios Ecosistémicos (IPBES). “Los pueblos indígenas deben autodefinir el
manejo de sus territorios”.
Para la líder indígena brasileña Sonia Bone de Souza Silva
Santos, conocida como Sonia Guajajara, el reclamo principal de los pueblos
indígenas es la demarcación de sus territorios. “Necesitamos el compromiso de
parte de los gobernantes para la titulación, pues actualmente interesa al mundo
entero liberar nuestras áreas para que sean utilizadas por la industria
maderera, se construyan grandes carreteras e hidroeléctricas. Estas actividades
son agresivas con el medio ambiente”.
Imagen principal: Ballena jorobada. Foto: Gudkov Andrey
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