En los últimos cinco años, los
enfrentamientos entre el Congreso y el Ejecutivo han marcado la política
peruana y todo indica que cuando un nuevo gobierno se instale en julio, estos
problemas continuarán.
Y es que ni Pedro Castillo ni
Keiko Fujimori, los dos rivales por la presidencia en segunda vuelta, tendrán
mayoría suficiente en el Congreso para tener una relación plácida con el
Legislativo.
La saga de disputas empezó con el
Congreso y el Ejecutivo elegidos en 2016. Durante su gestión, el Parlamento
presentó dos mociones de vacancia (destitución) contra el presidente de ese
entonces, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), y forzaron su renuncia en marzo de 2018,
en medio de acusaciones de supuestamente haber recibido sobornos de la
constructora brasileña Odebrecht.
El sucesor de PPK, Martín
Vizcarra, disolvió el Congreso en septiembre de 2019 y convocó a elecciones
parlamentarias.
El nuevo Congreso elegido en
enero de 2020 presentó dos mociones de vacancia contra Vizcarra: rechazaron la
primera y finalmente aprobaron la segunda.
Vizcarra salió de Palacio de
Gobierno, fue reemplazado por Manuel Merino y luego de duras protestas en las
que murieron dos jóvenes, asumió Francisco Sagasti.
Uno de los últimos episodios de
esta relación conflictiva entre el Ejecutivo y el Legislativo ocurrió la semana
pasada, aunque sin mayores consecuencias que unos minutos de incertidumbre.
Un congresista presentó una
moción de vacancia contra el presidente Sagasti pero sus colegas parlamentarios
rechazaron admitirla a debate.
Un nuevo Congreso y un nuevo Ejecutivo se instalarán en julio próximo tras las elecciones para elegir a ambos poderes que se celebraron el domingo pasado.
![]() |
Pedro Castillo tendrá la bancada más grande en el Congreso, pero no le alcanzaría por sí sola para detener cualquier intento de destitución. |
En el caso de las elecciones
presidenciales, se necesitará una segunda ronda entre Castillo y Fujimori el 6
de junio.
Según los resultados que se conocen,
gane quien gane en la segunda vuelta no tendrá mayoría parlamentaria, igual que
sus antecesores.
Esta y otras circunstancias indican que con el nuevo Congreso, que se instalará por un periodo de cinco años (en teoría), también habrá conflicto, como con los dos anteriores.
Congreso fragmentado
Según el conteo de la Oficina
Nacional de Procesos Electorales (ONPE), diez bancadas formarán el Parlamento,
el mayor número de agrupaciones que entran al mismo tiempo al legislativo en
los últimos 15 años.
"El Congreso va a ser muy
fragmentado, como habíamos previsto", dice Milagros Campos, abogada y
politóloga de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), a BBC Mundo.
"A mayor fragmentación, es
posible que se den mayores problemas de gobernabilidad, tanto en la relación
con el Ejecutivo —significa un doble esfuerzo para el Ejecutivo para llegar a
acuerdos—, como dentro del propio Congreso. Aprobar temas que requieran
mayorías calificadas se vuelve más complicado", advierte Campos.
![]() |
El partido de Keiko Fujimori obtuvo la mayoría absoluta en el congreso de 2016, pero ahora será la tercera bancada en número de integrantes. |
"Con más [bancadas] va a ser
más difícil que se pongan de acuerdo sobre soluciones complejas para problemas
complejos, porque tendrían que conversar. Tal vez sí se pongan de acuerdo para
dar soluciones simples (o populistas) a problemas complejos y eso me da miedo.
Creo que la única forma de que haya reformas es que las empuje la
ciudadanía", opina el abogado y politólogo Javier Albán, conductor del
podcast Opción Pública.
Aún más fragmentación
La fragmentación en sí ya es un
problema, pero puede que esta división aumente con el tiempo.
En congresos anteriores —incluido
el actual—, algunos parlamentarios han abandonado sus bancadas y han terminado
formando grupos adicionales.
A causa de la debilidad de los
partidos actuales en Perú, que muchas veces funcionan como "coaliciones de
independientes o vientres de alquiler", según dice Albán a BBC Mundo,
"no sabemos qué tan fieles van a ser [los congresistas] a sus
partidos".
"Ahora están entrando diez bancadas, no sabemos cuántas más podrían ser al final", señala el politólogo.
![]() |
Los dos congresos anteriores y el ejecutivo mantuvieron relaciones conflictivas. |
Pero la fragmentación no es el
único problema que enfrentará el próximo Congreso.
Los fantasmas de la vacancia del
Ejecutivo o la disolución parlamentaria seguirán rondando.
Mociones de vacancia
Cuando PPK ganó las elecciones en
2016, obtuvo 18 escaños, de un total de 130, en el Congreso. Un número lejano a
los 44 que necesitaba para protegerlo en caso de destitución, medida que se
aprueba con 87 votos.
Su sucesor, Vizcarra, no presentó
ninguna lista a las elecciones parlamentarias que él mismo convocó en 2020, por
lo que carecía de una bancada que lo protegiera en un proceso de vacancia.
Según los resultados de la ONPE,
Castillo contaría con 37 congresistas y Fujimori, con 24..
Mejor dicho, ninguno tiene
asegurados los 44 votos para impedir cualquier intento de destitución.
"Para terminar su mandato y
no ser vacados necesitan tener una coalición de supervivencia de al menos 44
congresistas", dice Campos a BBC Mundo.
El uso de la vacancia
"dependerá de las alianzas [entre bancadas] que se formen en el
Congreso", afirma Albán.
"Si alguno de los dos
candidatos logra armar alguna coalición que le asegure los 44 votos, tendrá
gobernabilidad. Pero eso no está seguro ahora. Dependerá de la campaña de
segunda vuelta, de a quién apoyen los otros partidos", dice Albán.
No reelección
Además de la posible debilidad
del Ejecutivo, otro factor podría facilitar que el Congreso recurra a medidas
como la vacancia.
En 2018, Vizcarra convocó a un
referendo en el que quedó prohibida la reelección parlamentaria inmediata.
Es decir, a menos que la norma
cambie, los congresistas elegidos en 2021 ya saben que no podrán reelegirse en
2026, sino hasta 2031.
"Hay una relación entre la
forma en que se porta el político y si tienen o no releección. Un estudio en
Brasil mostró que las autoridades tienden a ser menos corruptas cuando hay una
reelección que cuando ya no. La reelección es un incentivo a que pueda haber un
control [en el Congreso]", dice Albán.
Disolución
Si la vacancia no ocurre, queda
otra medida "extrema" en la relación Ejecutivo-Legislativo: que el
presidente disuelva el Congreso.
Según la Constitución peruana, el
Ejecutivo puede disolverlo si este le niega dos cuestiones de confianza a sus
gabinetes ministeriales.
La cuestión de confianza es un
mecanismo constitucional que el presidente puede aplicar en el Congreso si
siente que su proyecto político está debilitado. En otras palabras, el
presidente pide un "voto de confianza" al Congreso en torno a un gabinete
ministerial o a un proyecto de ley, por ejemplo.
Vizcarra disolvió el Congreso luego de que este negara dos cuestiones de confianza desde 2016.
![]() |
Martín Vizcarra fue destituido en noviembre de 2020. |
"El presidente podría
presentar cuestiones de confianza por proyectos de ley polémicos y si no las
aprueban, cierra el Congreso", dice.
"Mientras no se modifique la
Constitución" y se delimite mejor la cuestión de confianza, dice Albán, el
Congreso quedaría expuesto a que el Ejecutivo lo disuelva.
Para Campos, "lo más
saludable para Perú es que se formen alianzas que no sean coyunturales, que
tengan algún compromiso de más largo aliento y que se busque quebrar el ciclo
de disoluciones y vacancias".
Ese será un reto para Castillo o
Fujimori y sus bancadas.
Fuente: BBC Mundo
0 Comentarios
Gracias por su comentario