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Y había sido el tercer gobierno
en los poco más de seis meses desde que Pedro Castillo asumió la presidencia
del país.
Castillo anunció este viernes en
un mensaje a la nación una "recomposición" del gabinete que había
nombrado el martes.
La breve vida de sus gabinetes,
incluido el caso extremo del último de ellos, muestra la inestabilidad que ha
caracterizado la presidencia de Castillo.
Desde que llegó al poder contra
todo pronóstico, Castillo ha alternado ejecutivos de orientación diversa, lo
que ha llevado a sus críticos a acusarle de conducir el país con un rumbo
errático, y ha visto cómo varios de sus ministros tenían que renunciar en medio
del escándalo y cuestionados en el Congreso.
La última crisis
La crisis que terminó con el
último gobierno comenzó a gestarse a las pocas horas de su formación.
Castillo sorprendió al nombrar
presidente del Consejo de Ministros o primer ministro a Héctor Valer, un
congresista del que el público tenía pocas referencias y que había ganado su
curul como candidato de una formación considerada de extrema derecha.
Poco después, diferentes medios
de comunicación locales comenzaron a destapar escándalos relacionados con el
pasado de Valer. El mayor revuelo en su contra lo provocó la información del
diario El Comercio que destapó que un juez le impuso medidas cautelares por una
denuncia de su hija, que lo acusó de agredirlas a ella y a la difunta esposa
del político.
Valer negó los hechos, pero desde uno y otro lado del frente político llegaron los mensajes de rechazo a que una figura con ese expediente ocupara un cargo tan importante y organizaciones feministas convocaron manifestaciones de protesta.
La presidencia y el Congreso de Perú viven desde hace años en un delicado equilibrio. |
Otras informaciones acusaron a
Valer de tener vínculos con un empresario perseguido por narcotráfico, tratar
de robar una prueba psicotécnica para acceder a un cargo que no había logrado
superar e incluso de no pagar el alquiler.
Este viernes, pocas horas antes
del anuncio de Castillo, algunos de sus propios ministros se sumaron a las
voces que demandaban que Valer fuera apartado.
Para entonces todas las bancadas
del Congreso habían anunciado que no darían la preceptiva confianza
parlamentaria a un gabinete encabezado por el nuevo primer ministro.
Valer había sucedido en el cargo
a Mirtha Vásquez, que dimitió el pasado lunes, solo unos días después de que lo
hiciera el ministro del Interior, Avelino Guillén.
Ambos denunciaron la existencia
de corrupción a altos niveles del Estado y dijeron que Castillo no actuaba con
la firmeza debida.
Problemas desde el principio
Castillo fue elegido presidente
contra todo pronóstico.
En un escenario de máxima
fragmentación y con porcentajes mínimos de apoyo para todos los candidatos, fue
el más votado en la primera vuelta de las elecciones de 2021.
Muchos medios no encontraron
fotos suyas para ilustrar las informaciones sobre el candidato más votado.
En la segunda vuelta derrotó a la
candidata Keiko Fujimori y se convirtió de esta manera en el primer campesino
presidente de Perú.
Para Ramiro Escobar, profesor de
Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya de Lima:
"Castillo ganó porque hay un antifujimorismo muy fuerte, pero llegó al
gobierno sin un norte ni una visión clara de lo que quiere hacer con el
país".
Castillo fue candidato del
partido radical de izquierda Perú Libre, cuyo presidente no podía presentarse
al haber sido inhabilitado por corrupción, pero nunca terminó de identificarse
totalmente con el ideario de un partido con el que ganó la presidencia pero en
el que nunca militó.
Las elecciones dejaron además un
Congreso muy fragmentado, con una heterogénea variedad de partidos, lo que
obliga a Castillo a forjar difíciles alianzas para alcanzar un mínimo de
estabilidad, pero hasta ahora no ha logrado ese objetivo.
Primer gobierno fallido
Castillo colocó al frente de su primer gobierno a Guido Bellido, hombre muy cercano a Vladimir Cerrón, presidente de Perú Libre y declarado admirador de la Cuba castrista, lo que se interpretó como una apuesta por las reformas radicales y una nueva Constitución que este tiene como banderas.
Guido Bellido fue el primer jefe de gabinete designado por Castillo y dimitió en medio del escándalo. |
Hernán Chaparro, psicólogo social
de la Universidad de Lima, le dijo a BBC Mundo que sus meses de alineamiento
con Perú Libre y "su insistencia en un proyecto de reforma constitucional
que no es una prioridad para los peruanos le acabaron pasando factura".
El giro reformista también acabó
mal
Castillo se decantó entonces por
la abogada y activista Mirtha Vásquez como jefa del gobierno
Su designación, como el nombramiento de Pedro Francke como ministro de Economía, se interpretó como un giro hacia la moderación y un intento de transmitir un mensaje de estabilidad institucional al país y a los inversores internacionales.
Mirtha Vásquez señaló la corrupción en el Estado como una de las razones de su renuncia. |
Según Ramiro Escobar, "en
los meses de Vásquez hubo una gestión aceptable pese a que también hubo
turbulencias".
Pero esa tregua duró poco y
terminó con la renuncia del ministro del Interior Guillén el pasado 28 de enero
por sus desavenencias con el jefe de la Policía.
El abrupto final de la gestión de
Vásquez supuso además el alejamiento de algunas de las fuerzas de izquierda
moderada que hasta ahora habían apoyado a Castillo como única posibilidad
frente a la "derecha golpìsta" con la que identifican al fujimorismo
y otras fuerzas, lo que hace aún más difícil la posición actual del presidente.
Castillo defendió en una
entrevista con CNN sus giros y aparentes cambios de criterio con el argumento
de que como presidente ha estado en un proceso de "aprendizaje", pero
a los que hasta ahora habían sido sus aliados parece habérseles agotado la
paciencia.
Chaparro asegura que "la
cadena de errores de Castillo lo ha dejado tan aislado políticamente que se ha
generado una situación insostenible".
No es un problema nuevo
Sin embargo, la inestabilidad en
la política peruana no empezó con Castillo.
La prueba está en que es el
quinto presidente de Perú en cuatro años.
Hernán Chaparro señala que
"nunca hay consenso entre el Ejecutivo y el Legislativo, y eso genera una
crisis de gobernabilidad tras otra".
Pero para el analista, el
problema de fondo estriba en que "los partidos se han convertido en
máquinas electorales que manejan intereses personales y esto ha provocado una
gran distancia ciudadana".
Este sábado, sin ir más lejos, se
han convocado manifestaciones de protesta contra el gobierno, aunque se da la
paradoja de que ese gobierno ya es historia, y las encuestas muestran que los
peruanos creen que en su país la corrupción es uno de los principales
problemas.
Qué pasará ahora
El pulso entre Castillo y el
Congreso se mantiene.
En el mensaje en que anunció su
nuevo cambio de gobierno, el presidente ni siquiera mencionó los escándalos de
Valer y atribuyó al Congreso haber provocado la última crisis institucional.
La pregunta ahora es quiénes
formarán su próximo gobierno y cómo convencerá al Congreso de que les dé el
visto bueno.
Castillo anunció que abrirá ese
gobierno a todas las fuerzas políticas, pero a estas alturas hay serias dudas
de que logre recabar los apoyos necesarios.
Y sobre él, como sobre todos los mandatarios peruanos de los últimos años, pende la amenaza de la vacancia, un proceso por el que los congresistas pueden terminar prematuramente el mandato del presidente.
Se convocaron marchas de protesta contra el nuevo gobierno. |
Escobar, sin embargo, matiza:
"no se sabe si el sustituto de Valer va a tener los votos para la
confianza, pero eso no significa que una vacancia contra Castillo los fuera a
tener".
"No olvidemos que la
vacancia implica nuevas elecciones y el riesgo para los congresistas de perder
sus curules", acota.
Aunque el experto indica que
Castillo puede enfrentarse a un fiscal más severo que el Congreso. "La
calle ahora lo marca muy de cerca".
Y en la memoria colectiva
permanece el recuerdo de las protestas que en noviembre de 2020 obligaron a
dimitir a Manuel Merino solo cinco días después de haber jurado el cargo.
Sea como sea, solo hay una cosa
que los peruanos pueden dar por segura: "Mucha inestabilidad".
Fuente: BBC Mundo
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