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miércoles, 19 de junio de 2019

NUESTRA HUELLA ECOLÓGICA Y LA BIOCAPACIDAD DE LA TIERRA




La globalización económica y el rápido crecimiento de la población mundial están impulsando el consumo de recursos y las emisiones de combustible fósiles a niveles sin precedentes. Los ecosistemas que proporcionan este recurso y absorben los residuos de la sociedad ya no pueden mantener este ritmo[…]por lo tanto, la solución a este problema requiere herramientas con un enfoque mas holístico, no solo como un problema relacionado al carbono o a cualquier otro limite natural aislado.

¿Qué es la huella ecológica?
Es una herramienta de contabilidad de los recursos que parte de un enfoque integral. Compara la demanda de los recursos naturales de nuestra sociedad con la capacidad de la naturaleza de satisfacer dicha demanda: su objetivo es mostrar los activos ecológicos disponibles y donde se están utilizando […]desde hace cuarenta años nuestro déficit ecológico anual ha ido creciente significativamente […]no podemos seguir ignorando la importancia de nuestro patrimonio ecológico, hoy amenazado tanto por la pobreza como por la opulencia de ciertos sectores de la población.

Deudores y acreedores ecológicos
Los países importadores de alimentos, fibra y madera o sus productos derivados, están satisfaciendo su demanda de consumo utilizando capital natural producido más allá de sus fronteras. Este uso de los recursos ecológicos "externos", los pone en riesgo si la demanda supera la oferta o si el país exportador sufre una escasez de recursos. Por otra parte, los países exportadores de estos recursos están utilizando sus recursos activos ecológicos para generar flujos de ingresos, además de satisfacer sus propias necesidades.
Además, muchos países generan emisiones de carbono superiores a la capacidad de sus propios ecosistemas para absorberlos.

El monitoreo de los recursos y los flujos de emisiones es un paso clave en el tratamiento de la presión sobre los ecosistemas explotados. La reducción de esta presión no es solo una cuestión altruista en el sentido que beneficia a toda la humanidad y a muchas otras especies. Es una precondición para la competividad de cada país, ciudad, o inversión a largo plazo. Por ello, resulta de gran interés para los países saber cuanto capital natural tienen y cómo lo están utilizando.

La huella ecológica ayuda a clarificar dichos riesgos y oportunidades, sentando bases para la toma de decisiones ecológicamente racionales y una nueva colaboración mundial basada en el reparto de los bienes ecológicos, sin que se llegue a su agotamiento o degradación.

[... ]La huella ecológica mide el área requerida de agua y tierra biológicamente productiva para proveer todos los servicios ecosistémicos que una población utiliza, dada la tecnología actual[…]la contabilidad de la huella de consumo de un país comienza con todo los bienes y servicios producidos en ese país a la cual se le agrega la importación y se resta la exportación. La biocapacidad es el área de tierra productiva y agua disponible para producir recursos o absorber los residuos como el dióxido de carbono, teniendo en cuenta las prácticas de gestión.

Mientras que el tamaño de las economías, las poblaciones y la demanda de recursos crecen, el tamaño del planeta sigue siendo el mismo. En 2008, la huella de la humanidad superó la biocapacidad global en más de 50 por ciento. Las proyecciones medias de naciones unidas surgieren que la demanda crecerá mucho más rápido que la biocapacidad, por lo que a finales de la década 2030, serán necesarias las biocapacidades de dos Tierras para mantener nuestro consumo actual.

Retos y oportunidades de inversión
Lograr una sociedad sostenible significa, como mínimo, salir -y mantenernos al margen -de la deuda ecológica. Para ello será necesario un nuevo paradigma de gestión de los recursos y los residuos que consume y genera la sociedad, tanto por parte de la demanda como de la oferta. Por el lado de la demanda, tres factores determinan el tamaño de la huella ecológica de un país o incluso del mundo: la población (el número de personas de consumo de las personas), el consumo per cápita (la cantidad de bienes y servicios que cada persona usa), y la intensidad de los residuos (la eficacia con que estos bienes y servicios son producidos). Por el lado de la oferta, habrá que contabilizar la cantidad de biocapacidad disponible para satisfacer la demanda en función de las áreas productivas y las posibles pérdidas permanentes de la productividad.

Permanecer en nuestro camino no es una opción viable. Los limite ecológicos de la tierra ya han sido superados. Los desechos se acumulan en la atmosfera y los océanos, los ecosistemas de los que dependemos están disminuyendo en todo el planeta. En un mundo de excesos, continuar con las practicas actuales esta generando un crecimiento de la deuda ecológica.
Esta situación conduce, además del cambio climático, a la degradación de los ecosistemas, y las posibles pérdidas permanentes de la productividad.

La buena noticia es que el cambio es posible, y que aquellos que ofrezcan estrategias, tecnológicas, productos y servicios que apoyan la transición hacia la sostenibilidad tendrán claras ventajas.
Nuevas tecnologías que puedan facilitar evitar el consumo excesivo de recursos ayudaran a que esto sea posible.

La infraestructura, debido a su larga vida útil, desempeñara un papel especialmente importante en lograr el reto de la sostenibilidad. La energía, el transporte, la vivienda y los sistemas de la fabricación que construimos hoy estarán con nosotros mucho tiempo en el futuro. Si invertimos en sistemas que puedan funcionar con una huella pequeña, que no tenga efectos negativos sobre la biocapacidad, y que sean flexibles y resistentes a las limitaciones de recursos proporcionaremos beneficios duraderos.

Además de la infraestructura física, la mejora de la infraestructura física, la mejora de la infraestructura intelectual, en particular en la educación y el cuidado de la salud, jugaran un papel esencial. La educación ayuda a formar los valores, proporciona un marco para entender la sostenibilidad, y construye las habilidades para desarrollar soluciones y nuevas ideas. En los países con población en rápida expansión, la educación, especialmente de las mujeres, junto con una mejor atención médica y el acceso a las opiniones de planificación familiar; pueden ayudar a mitigar de manera local y global el impacto del crecimiento de la población sobre los recursos.

Matthis Wackernagel y Luis Salomón


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