MONGABAY
- Especialistas señalan que la carretera podría
afectar dos áreas naturales protegidas que tienen alto valor ecológico.
- Hay denuncias por el ingreso de actividades
ilegales en zonas cercanas al trazo de la carretera y dentro del
territorio de la comunidad nativa huitoto Centro Arenal.
Arthur Cruz Ochoa, apu huitoto de
la comunidad nativa muruy Centro Arenal, confirmó de golpe, en el 2015, que los
rumores sobre la construcción de una nueva carretera en la Amazonía de Perú eran ciertos. ¿Cómo
logró saber tan rápido que sus sospechas tenían asidero? En un recorrido por el
bosque virgen que rodea a su comunidad, encontró árboles caídos y talados,
terrenos invadidos y listos para ser
lotizados. Ese día se dio cuenta que ese pequeño rincón de la región de Loreto,
que pensaba intocable, iba camino a convertirse en un nuevo polo de desarrollo.
“Nosotros empezamos a sufrir las
consecuencias de ese ‘desarrollo’ que traía la carretera. Hasta amenazas
estamos sufriendo”, dice la autoridad comunal de Centro Arenal.
Cruz se refiere a la carretera
Bellavista-Mazán-Salvador-El Estrecho, una obra vial promovida por el gobierno
nacional que ya acumula, en poco tiempo, denuncias por invasiones y
cuestionamientos por los posibles daños ambientales. La vía que atravesará un
sector de la Amazonía peruana figura incluso como uno de los proyectos
priorizados en el Presupuesto Nacional de la República y forma parte de los
proyectos de reactivación económica anunciados por el Gobierno del ex
presidente Martín Vizcarra.
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La carretera atraviesa el bosque de la comunidad nativa Centro Arenal , foto: Vico Méndez / Actualidad Ambiental. |
La carretera busca conectar las provincias de Maynas y Putumayo en Loreto con el distrito de El Estrecho en Colombia. Serán en total 188 kilómetros de carretera que el Gobierno peruano ejecutará a través de Provías Nacional, entidad del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC).
El presupuesto total supera los
1481 millones de soles (alrededor de 41 millones de dólares) y el primer tramo
ya fue construido por el Consorcio Puentes de Loreto con una inversión de más
de 584 mil soles. El segundo tramo, según documentos oficiales, se terminará
este año. La obra cuenta con todo el respaldo del gobierno, tanto así, que fue
declarada de interés público en el 2011 por el Congreso de República y su
ejecución la supervisa Provías Nacional, como lo confirmó Renzo Estela,
especialista de Proyectos y Conservación Vial de Provías Descentralizado.
Sin embargo, cada vez que
expertos y organizaciones ambientales analizan la viabilidad de esta obra,
llegan a la misma conclusión: el impacto social y ambiental es muy alto.
“El hecho de que una carretera
pueda generar retorno económico, no significa que sea la adecuada o deba
realizarse, sobre todo, teniendo en cuenta los costos ambientales”, asegura
Alfonso Malky, director Técnico para América Latina de Conservation Strategy
Fund (CSF), organización que ha analizado, junto al Instituto de Investigación
Ambiental de la Amazonía (IPAM) y la Fundación para la Conservación y el
Desarrollo Sostenible (FCDS), los riesgos socioambientales de 75 proyectos
viales en la Amazonía de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú.
En el caso de la carretera
Bellavista – El Estrecho, este estudio publicado en marzo de 2020 señala que la
pérdida de bosque bordearía las 15 500 hectáreas.
Además, la carretera atraviesa
dos áreas naturales protegidas y un bosque de producción permanente, como
señala Carol Mora, directora de Política y Gobernanza Ambiental de la Sociedad
Peruana de Derecho Ambiental. A ello se suma la presencia de cultivos ilícitos
de hoja de coca que se han detectado tanto al inicio de la vía como en la
frontera con Colombia, el tramo final.
Las primeras invasiones
La comunidad Centro Arenal pertenece
a la etnia huitoto y fue inscrita en el Registro de Comunidades Nativas en
1975. La mayoría de la población se dedica a la agricultura, el comercio local
y a la caza de especies silvestres, como el picuro o el venado.
El territorio de la comunidad abarca
1800 hectáreas, como figura en el título de propiedad otorgado por el
Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri). Hacer esta precisión es
importante, pues decenas de comunidades indígenas llevan años esperando por
este reconocimiento oficial. “Allí viven unas 60 familias que suman un total de
500 personas, quienes ahora se sienten perjudicadas por el proyecto”, insiste
el apu Arthur Cruz Ochoa, máxima autoridad de la comunidad.
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Los habitantes de la comunidad nativa Centro Arenal llevan años denunciando invasiones en su territorio. Foto: Arthur Cruz Ochoa. |
En Centro Arenal el Estado peruano ha intervenido con programas sociales y realiza constantemente charlas sobre conservación ambiental. Aunque esto solo refuerza la visión de una comunidad que históricamente ha cuidado sus bosques.
A Cruz no deja de parecerle
paradójico que el mismo Estado que quiere construir la carretera le hable
también de conservación. Por eso la nueva vía los sorprendió al inicio. El apu
huitoto de Centro Arenal insiste en que las autoridades del MTC nunca fueron a
su comunidad para hablar sobre el proyecto.
Fueron conscientes del problema que
se avecinaba cuando tuvieron acceso a un mapa del trazo del proyecto vial. Solo
en el papel pudieron ver, según cuenta, que la nueva vía cruzará uno de los
bosques que han preservado por años y de donde sacan los productos para
sobrevivir. Entre los árboles que crecen
en esa zona —donde afirman se está deforestando— están el cedro, la caoba y el
tornillo, especies maderables de gran valor.
Los líderes y habitantes de
Centro Arenal aseguran que los problemas comenzaron en el 2015 cuando
detectaron las primeras invasiones en la zona. Ese año Roger Gatica, el
entonces apu de la comunidad, fue a la sede del MTC Iquitos para solicitar
información sobre la carretera y denunciar el inicio de las invasiones. También
visitó, según cuenta Cruz Ochoa, la Defensoría del Pueblo en Loreto y las
oficinas de otras organizaciones de derechos humanos.
“Recibimos la respuesta de que el
Tramo II no estaba en ejecución”, señala
Zoila Ochoa, dirigente social en Centro Arenal y vocal en la Asociación
Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP). Y era cierto, pero el Tramo I sí había
comenzado a avanzar sigilosamente como una serpiente que se abre paso dentro
del bosque. A Ochoa la noticia no la tomó por sorpresa, había visto tractores y
un sendero delimitado dentro del territorio de Centro Arenal. “Las obras
—denuncia— se trabajaron a espaldas de la comunidad y de forma arbitraria
ingresaron a las tierras”.
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Tractores encontrados al lado del trazo del Tramo II de la carretera foto: Vico Méndez / Actualidad Ambiental. |
Tras la noticia de la carretera, casi de inmediato aparecieron invasiones en zonas cercanas a las obras viales. “Cuando vamos a la zona nos amenazan, sentimos que corremos riesgo por defender nuestro bosque”, afirma el apu Arthur Cruz. Comenta que las actividades ilegales han empezado a aparecer y teme que, con el avance de la vía, el tráfico de especies y de madera se agrave, poniendo en riesgo sus vidas.
“Siempre hemos sido cuidadosos de
la naturaleza que no depredamos. El mundo de la ciudad no nos toma en cuenta”,
dice Zoila Ochoa.
En el 2019, tomaron la decisión
de denunciar los hechos ante la Fiscalía Penal Corporativa de Turno de Maynas
en Loreto. En los documentos de la demanda se acusa a Luis Álvarez Andrade,
Supervisor de Conservación Vial en Provias Nacional, así como a otros
funcionarios de la institución del delito de usurpación agravada. Sin embargo,
en octubre del mismo año, la Fiscalía de Maynas desestimó la denuncia y la
declaró improcedente. “Ya no sabemos a dónde recurrir”, dice Zoila Ochoa.
La deforestación no se detiene
Las invasiones fueron el primer problema que detectaron. Lo siguiente fueron enfrentamientos y amenazas cuando decidieron defender solos su territorio, narra Zoila Ochoa. Hay conflictos incluso con comunidades vecinas como Picuru Yaku, pues algunos de sus habitantes, según explica, ingresan a los bosques de Centro Arenal para marcar incluso los lotes. Ochoa sospecha que terceras personas están vendiendo sectores de su territorio a “otras personas extranjeras o que provienen de Iquitos”. Esta enemistad entre comunidades vecinas se ha acentuado con el avance de la carretera, porque mientras unas ven la vía como una oportunidad, Centro Arenal ve cada día recortado su territorio.
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Carteles de venta de terrenos colocados en territorio de Centro Arenal, foto: Vico Méndez / Actualidad Ambiental. |
A inicios del 2020, expertos de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) llegaron a la zona con el fiscal ambiental de Maynas, Gianco del Águila, para constatar el desbosque y caminos. En las fotografías aéreas, tomadas en ese momento, es posible ver los parches de deforestación alrededor de las tierras de la comunidad.
La directora de Política y
Gobernanza Ambiental de la SPDA, Carol Mora Paniagua, asegura que “la
construcción de la carretera viene generando deforestación en zonas cercanas al
Tramo I (Bellavista – Santo Tomas) en ejecución y Tramo II (Santo Tomás –
Mazán)”. Asimismo, confirma que han observado las invasiones y otra posible
afectación a otra comunidad nativa: San Pedro de Totola.
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Evidencias de deforestación encontradas por SPDA, foto: Vico Méndez / Actualidad Ambiental. |
En octubre de 2020, meses después de la visita de los especialistas, Zoila Ochoa recibió alertas de comuneros que indicaban que el Tramo II de la carretera había comenzado. El avance de los tractores era evidente, a pesar de la pandemia y el riesgo que implica para los indígenas huitoto el contacto con personas ajenas a la comunidad.
El especialista de la ONG DAR,
Diego Saavedra, afirma que las comunidades por cuyo territorio pasará la vía
afirmada tienen derecho a una consulta previa. Indica que a su favor tienen,
además, que el 13 de febrero de este año la Corte Suprema ordenó que se corrija
el artículo del Reglamento de la Ley de Consulta Previa que impedía que los
proyectos de infraestructura se consulten.
Saavedra añade que en el caso de
las comunidades que están ubicadas en la zona por donde pasará la traza de la
carretera Bellavista-El estrecho, la consulta previa procede, pues el fallo
judicial de la Corte Suprema indica que el principio de retroactividad debe ser
aplicado. Es decir, así el proyecto haya sido declarado de interés público en
el 2011 y se encuentre en ejecución, las comunidades afectadas están en pleno
derecho de exigirle al Estado una consulta previa, libre e informada.
En febrero de este año, el apu
huitoto Arthur Cruz Ochoa realizó una nueva visita a la zona. En su recorrido
comprobó que la trocha está totalmente abierta y despejada para las obras de la
carretera. Logró incluso hacer unas fotos de una de las casas de madera que se
están construyendo al borde del trazo de la vía e identificó una docena más de
construcciones alrededor. En las fotos se ven tractores y otras maquinarias
pesadas, ello pese a que, en documentos oficiales, el segundo tramo de la
carretera recién debería empezar a ejecutarse a mediados de año.
“Nos sentimos impotentes, hasta
nos han dicho en Provías de Loreto que como comunidad no podemos hacer nada,
que eso le pertenece al Estado”, afirma
Cruz.
Los riesgos ambientales de la
carretera
En el informe Infraestructura
Sostenible: Loreto de la SPDA se señala que la vía va a provocar la pérdida de
importante biodiversidad y que “la construcción de la carretera viene generando
deforestación en zonas cercanas al Tramo I en ejecución y Tramo II”. Además, en una de las fotografías tomadas
para el informe es posible observar el desbosque y la tala de árboles.
Uno de los grandes problemas
detectados por los especialistas de la SPDA es que la carretera Bellavista-El
Estrecho atravesará dos áreas protegidas. Una de ellas es el Área Conservación
Regional Maijuna Kichwa, que es considerada como una “Zona de Protección y
Conservación Ecológica” dentro del plan de ordenamiento forestal de la región.
Y la segunda área que sería afectada, según el documento, es el Área de
Conservación Regional Ampiyacu Apayacu, “por la posible expansión de
actividades que generen pérdida de cobertura forestal”.
El tramo final de la carretera,
además, atravesará un bosque de producción permanente, un espacio ecológico
importante en cuanto a beneficios ambientales y de captura de carbono, precisa
el informe de la SPDA.
Otro de los problemas que han
sido detectados es la presencia de cultivos ilegales de hoja de coca. Según el Visor del Sistema de Información de
Lucha contra las Drogas (SISCOD), de la organización DEVIDA, que reúne
información satelital oficial, existen cultivos ilícitos al inicio de la vía,
en la Provincia de Loreto, y en el punto final de la carretera, en El Estrecho,
en la frontera entre Perú y Colombia.
Diego Saavedra, del área de
Gobernanza de la ONG DAR, precisa “que no es un secreto que las actividades
ilegales se han incrementado y que las obras de conexión se van a convertir en
una bomba de tiempo”.
El especialista en políticas
públicas y analista de proyectos ambientales, Gustavo Guerra García, quien
analizó el proyecto vial, coincide en
que el riesgo ecológico es alto. Añade que en la zona donde se plantea realizar
la vía no hay mayores actividades económicas que permitan un flujo regular y
que generen ganancias económicas. Opina que el Estado puede evaluar otras rutas
alternativas que afectarían en menor medida la biodiversidad y el bosque.
“Una carretera —explica— va a
tener impactos sobre los espacios por donde se construye, es inevitable; por
eso, se tiene que evaluar también qué se pierde a nivel ecológico y si
realmente se justifica atravesar dos áreas de conservación”. Guerra García
afirma que hay un desorden institucional en el Ministerio de Transportes y
Comunicaciones que impide evaluar las mejores opciones para obras públicas como
carreteras.
Alfonso Malky de Conservation
Strategy Fund (CSF) añade que toda carretera en la Amazonía requiere mucho
cuidado en su diseño y evaluación. “Se requieren estudios adicionales para
conocer a profundidad los impactos que podría tener una carretera como
Bellavista-Mazán-Salvador-El estrecho. También con ello, se debe compensar los
posibles daños ambientales en la zona”. El especialista precisa que “el hecho
de que una carretera pueda generar retorno económico, no significa que sea la
adecuada o deba realizarse, sobre todo, teniendo en cuenta costos ambientales”.
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Huellas recientes (febrero, 2021) de un tractor en territorio de Centro Arenal, foto: Arthur Cruz. |
Carol Mora, de la SPDA, afirma que es necesario que los proyectos que
se ejecuten cumplan de forma oportuna con todas las obligaciones ambientales
requeridas en cada una de las etapas del ciclo de un proyecto de inversión.
Recomienda que “lo mejor es replantear el trazo de la carretera de los tramos
aún no ejecutados (tramo II, III y IV) y efectuar un nuevo análisis de
alternativas al momento de elaborar el instrumento de gestión ambiental”.
El Director Regional de
Transportes y Comunicaciones del Gobierno Regional de Loreto, Rafael Pezo Díaz,
dijo en una entrevista con Mongabay Latam que el año pasado, tras reunirse con
el alcalde de Putumayo, Humberto Fuentes Tello, y analizar los impactos
ambientales y sociales, llegaron a la conclusión que lo mejor era suspender el
avance de la vía. “Es demasiada inversión, pasa por áreas naturales y esa zona
de la frontera tiene cultivos de coca, además que nos ha generado problemas con
los hermanos indígenas. Por eso es inviable”, remarcó. Precisó, también, que la
gestión ha evaluado una segunda opción que generaría un impacto ambiental menor
y que ocasionaría menos problemas a las comunidades. Se refiere a un nuevo
trazo que sería Iquitos-Mazán-Puerto Alegre, una ruta que considera más
comercial.
Cuando se le preguntó por las
invasiones que la Comunidad Centro Arenal ha denunciado, dijo que “era probable
que se estén dando ocupaciones, que ese es otro de los riesgos de una vía como
Bellavista- El Estrecho”.
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Diligencia con el fiscal ambiental de Maynas, Gianco del Águila foto: Vico Méndez / Actualidad Ambiental. |
Según Pezo, el Gobierno Regional ya no ha tenido mayor injerencia desde que la vía la asumió completamente Provias Nacional. Desde el otro lado, los dirigentes de la comunidad Centro Arenal se sienten frustrados ante la imposibilidad de encontrar interlocutores que respondan por la carretera y siguen viendo tractores operando en la zona. En documentos oficiales, Provías Nacional señala que el Tramo II continuará este año.
Para conocer el punto de vista de
los funcionarios del MTC a cargo la construcción del Tramo II de la carretera,
se envió una carta a Luis Ricardo Chávez Ocampo, director de Infraestructura de
Provias, y al Ministerio de Transportes y Comunicaciones, sin embargo, hasta el cierre de esta
publicación no respondieron a ninguna de nuestras preguntas.
En Centro Arenal, los indígenas
huitoto siguen realizando rondas en la zona y ven con impotencia el avance de
las invasiones. La tensión con las comunidades vecinas crece y hay quienes
temen un enfrentamiento violento. Mientras tanto, señalan que los tractores
siguen instalados en el bosque.
Imagen principal: Evidencias de
deforestación encontradas por SPDA, foto: Vico Méndez / Actualidad Ambiental.
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