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El pasado julio el presidente de Perú, Pedro Castillo, le nombró ministro de Economía en lo que se interpretó como una apuesta por la moderación y la racionalidad en la gestión económica, y un intento del mandatario de calmar a los inversores que eran escépticos con algunas de sus propuestas de campaña.
En ese tiempo, Pedro Francke
sostuvo el timón de una economía golpeada por la pandemia y trató de impulsar
las reformas que cree que necesita el país.
Ahora, recién apartado del cargo
por la última remodelación del gabinete de Castillo, que este martes nombró al
cuarto en sus poco más de seis meses de presidente y trata de sortear una nueva
tormenta política, Francke repasa en su casa de Lima con BBC Mundo su paso por
un ministerio clave y describe a un líder al que no pudo acceder tanto como le
hubiera gustado.
Francke ha sido uno de los
perjudicados por la penúltima crisis institucional peruana, que se llevó por
delante el gabinete encabezado por Mirtha Vásquez, del que formaba parte.
En un país cuya política vive en
la crispación permanente, despliega su visión con el tono cordial y didáctico
de sus años de docente en la universidad, adonde regresará ahora que Castillo
ya no cuenta con él.
¿Qué opina del nuevo gabinete
nombrado por Pedro Castillo?
Vamos a verlo. Tiene sus lados
oscuros, pero prefiero no opinar mucho sobre eso.
¿Por qué no?
Cuando uno ha estado en el
gobierno es difícil tener la distancia necesaria para tener una cierta
objetividad. Siempre la salida le genera a uno emociones.
Ya son más de seis meses de
presidencia de Pedro Castillo. ¿Qué errores cree que ha cometido?
Ha tenido muchas dificultades en
tener un gabinete sólido al que le dé mucha confianza y al que apoye con
firmeza.
¿Cree que no confiaba en su
equipo?
Esa es la impresión que da cuando
uno ve tantos cambios tan seguidos. Fíjese en cuántos ministros y gabinetes han
pasado. Da la impresión de que ha costado un poquito afirmarse en un rumbo.
¿Y usted, que tenía una
responsabilidad tan importante como la de dirigir la economía del país, se
sentía apoyado por el presidente?
Sí. No recuerdo una situación en
la cual haya propuesto una medida y me hayan dicho que no. Tal vez hay
cuestiones como la reforma tributaria que presentamos al Congreso para la que
me hubiera gustado un respaldo más intenso del presidente.
Pero en general no puedo decir de
que se hayan rechazado mis propuestas.
¿Y cómo era su relación con el?
¿Cómo es trabajar con Pedro Castillo?
Es una persona que tiene mucha
empatía, muy simpático y bromista. Al comienzo me costó un poquito porque de
repente te soltaba una broma y uno se quedaba sorprendido.
Por un lado entona alguna confianza, pero por lo menos en el tema económico tiene una cierta dificultad en conocer los temas más a fondo, en poder tener una discusión más profunda sobre los temas económicos Tiene un cierto déficit, por decirlo económicamente.
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¿A qué atribuye usted eso?
Bueno, es lo que uno puede
esperar en un maestro rural que ha vivido en un pequeño pueblo. La economía
tiene sus sus arcanos, sus términos difíciles, su discusión que a veces tiene
lados teóricos que no son tan fáciles para todo el mundo y requieren un cierto
entrenamiento, una cierta atención.
¿No puso el presidente esa
atención? ¿No se esforzó en comprender eso?
Es entendible que en su historia
de maestro de un pueblo tenga ciertas dificultades en algunos temas complejos
sobre los que ni los economistas nos ponemos de acuerdo.
¿Y por qué cambia tanto de
opinión? Llevamos cuatro gobiernos en los poco más de seis meses que lleva de
presidente.
Por un lado, la situación
política es difícil. La necesidad de hacer una política comprensiva que logre
recoger las propuestas de cambio que hizo en campaña, con un Congreso que es
desfavorable y bastante fragmentado, con una opinión pública volátil, donde los
medios de comunicación no le son favorables, con un contexto económico difícil…
no creo que nadie lo tuviera fácil así.
Y, nuevamente, creo que su origen
de maestro rural también hace que tenga esta dificultad adicional para entender
las distintas personalidades, visiones y temas que hay en el gobierno.
¿Pero qué le hace pensar que un
maestro rural no puede manejar esos temas? Un maestro rural puede ser un sabio.
¿Por qué no?
No es que no pueda, pero sin duda
es, digamos…. Estamos hablando de una zona rural en el Perú bastante alejada de
una conexión a Internet, en la que las discusiones sobre política económica no
son tan frecuentes.
Yo como profesor universitario en
Lima puedo interactuar todos los días con otros economistas, con politólogos,
sociólogos, con un montón de gente que está permanentemente discutiendo qué
pasa en el Perú, y con las que uno está permanentemente pensando, discutiendo,
contrastando, formándose ideas. Es más difícil hacer eso en Puña (el pueblo de
Castillo).
¿Cree entonces que al presidente
le lastra venir de donde viene?
Creo que eso también es su su
fortaleza. Hay esta contradicción que es el gran problema del Perú, esa gran
desigualdad y esa gran necesidad que tienen pueblos como Puña de ser
representados en la política nacional.
Yo puedo ser un profesor
universitario, pero no tengo los conocimientos y las habilidades menos
intelectuales, pero más emocionales e intuitivas de una vida en estos pueblos
en los que no tienen agua potable ni internet.
Ya no le digo en el pueblo en el que vive Pedro Castillo, sino en la capital del distrito, que le queda a dos horas de su casa, no hay siquiera un cajero automático.
Las calles de Tacabamba de donde procede Castillo. |
La ex primera ministra Mirtha Vázquez y otros altos funcionarios dimitidos se han quejado de que el presidente escuchaba más a un círculo íntimo de asesores que a sus propios ministros y los medios hablan de un "gabinete en la sombra". ¿Usted vio a ese "gabinete en la sombra"?
Hay un grupo de asesores del
presidente que ha adquirido mucha preeminencia en los últimos tiempos y que
pareciera que son más importantes que el gabinete en su toma de decisiones.
Entonces, grandes hechos
políticos como las entrevistas que dio la semana pasada, los cambios de
gabinetes o el trato con el Congreso parece discutirlos más con sus asesores
que con sus ministros. Y eso a mí no me parece adecuado.
¿Tuvo alguna vez alguna vez
dificultades para despachar con él, como las que dijo Mirhta Vásquez haber
tenido?
Un poco, sí. En el sentido de
estar pidiendo una reunión, insistir, pedírsela al secretario general, a la
secretaria, al jefe de Gabinete, a asesores… Llegaba a a las tres de la tarde y
me encontraba con que el presidente ya no estaba.
A veces esperaba hasta las seis y
solo tenía diez minutos para hablar con él. Me dijo "regrese el viernes.
Sí, lo anoto, lo anoto". Y yo le preguntaba: "¿Presidente, está
seguro? "Sí, queda tal hora de tal hora reservada", y ese día en la
mañana me entero de que está de viaje y que la cita pactada no iba a ser.
Así que sí, extraño haber tenido
más momentos para discutir las grandes decisiones económicas con el presidente.
¿Cómo le sentaba eso?
Es incómodo. Dificulta la
gestión. Uno avanza en lo que puede, pero hay cosas que uno tiene que discutir
con el presidente necesariamente.
Usted fue parte de un equipo en
el que él estaba al frente. ¿Qué clase de líder es?
Tiene algunas ideas políticas
importantes, como la justicia social, como el apoyo a los maestros. Un punto
favorable es que escucha diversas voces.
La situación es difícil y ha
costado el tener un rumbo claro. Ha faltado decir claramente "por acá
vamos".
Una de las cosas que se han
echado falta es algo de autocrítica después de que anunciara una recomposición
del gabinete que había nombrado solo tres días antes por las denuncias de
violencia doméstica contra el primer ministro que había designado. ¿Cree que el
presidente Castillo es capaz de aprender de sus errores?
Yo creo que todos somos capaces
de aprender de nuestros errores.
Hay quien persevera en el error.
(Ríe) También todos perseveramos
en nuestros errores en alguna medida. Yo creo que es una persona capaz de
aprender de sus errores. Son bien difíciles ese tipo de juicios personales. No
soy un buen observador de personalidades.
¿Ha hablado con él después de
salir del gabinete?
No.
¿No ha habido ni un correo ni
nada?
No.
¿Usted lo ha intentado?
El día que presenté mi renuncia
le mandé un WhatsApp diciéndole que me gustaría mucho conversar con él y
presentar mis razones, pero no recibí respuesta.
Luego nos mandó por WhatsApp a
todos un mensaje diciendo que iba a cambiar de gabinete y esa ha sido la última
comunicación que he tenido. Espero que haya otra.
¿Cree que Castillo va a agotar su
mandato presidencial?
No lo sé.
¿No se atreve a hacer un
pronóstico?
Bueno, en el Congreso ya ha
habido intentos de vacancia. Y en el Perú, lamentablemente, hoy se saca un
presidente con 87 votos. A mi juicio no es lo que dice el espíritu de la
Constitución, pero es lo que parece haberse impuesto y el Tribunal Constitucional
lamentablemente no lo ha aclarado.
Es obvio que la posibilidad de
que salga o lo vaquen está abierta.
Hablemos de economía. ¿Cómo le ha
ido a la economía peruana a estos seis meses de presidencia de Pedro Castillo?
Increíblemente bien, más allá de
lo que todo el mundo esperaba. La economía creció un 13% el año pasado, el
déficit ha sido particularmente bajo, el riesgo país es muy bajo, el año pasado
se batieron récords de inversión pública y privada.
Nadie tenía esas proyecciones en
junio o julio. Hay diversas causas para eso, pero los resultados son muy
favorables.
Pero el crecimiento del año
pasado tiene mucho que ver con la tremenda caída que se había producido en el
PIB en el primer año de la pandemia.
Sí, claro. Pero la economía
europea todavía no ha recuperado su nivel de producción anterior a la pandemia.
El Perú la recuperó en agosto o septiembre.
Es verdad que el aumento del 13% del PIB se explica en parte por el descenso del 11% del año anterior. Al final te queda un +2 que en las condiciones actuales del mundo no está mal.
Francke no logró que el Congreso aprobara algunas de las reformas que cree que necesita Perú. |
¿Y cómo es posible que tenga un comportamiento económico aparentemente tan positivo en medio de tantas crisis institucionales?
Hay fuerzas que vienen de atrás y
responden bien. La agroexportación, por ejemplo, ha seguido creciendo. En otros
sectores tuvimos también condiciones favorables como el textil. Allí la guerra
comercial entre China y Estados Unidos nos ayudó en el mercado norteamericano.
También ha habido una política
económica que ha permitido la recuperación del consumo y ha empujado a
determinados sectores, como la construcción.
Es un fenómeno mundial, pero hay
un sistema financiero y una política macroeconómica que ayuda a la recuperación
del consumo, con un poco de impulso fiscal o de inversión pública, los bonos...
Todo eso hace que la gente tenga
dinero y se reactive la economía. Y desde luego, el fin de la segunda ola y la
intensa campaña de vacunación permitió que en el último cuatrimestre la
economía rodara bien.
A Perú le ayuda también el alto
precio de los metales. Si uno ve el balance, hay fuerzas a favor, pero hay una
fuerza en contra grande, que es la inflación. A pesar de esa alza de precios
que ha sido fuerte para el Perú, las fuerzas a favor han sido mayores que las
fuerzas en contra.
Muchos de esos aspectos
favorables en la economía peruana son anteriores a la presidencia de Pedro
Castillo. ¿Han hecho sus gobiernos alguna reforma económica de calado? ¿Algún
cambio estructural?
No. El éxito económico se explica
por un lado por la salud y las vacunas, y por otro por los cambios que vienen
de afuera, de antes, pero gran cambio estructural no ha habido.
Sin embargo, Castillo prometió en
su campaña cambios económicos que traerían consigo justicia social.
Por supuesto. De ahí que para mí
la reforma tributaria fuera un tema clave.
El Perú tiene una presión
tributaria y unos ingresos fiscales muy bajos comparados con cualquier país
latinoamericano o del mundo. La mayor parte son impuestos directos y no es
particularmente redistributiva.
Para mí era esencial empujar esa
reforma tributaria, lograr una mayor recaudación y de esa manera establecer una
de las políticas más básicas a nivel económico internacional.
El Estado debe cobrar los impuestos a los que tienen más y da buena educación y salud a la gente. Y en eso se ha avanzado muy poco. El Congreso no nos facilitó.
Perú lleva años sumido en la inestabilidad política. |
¿Y cómo se siente después de haber pasado por un puesto tan importante, de haber tenido la oportunidad de hacer cambios para el país y finalmente no haber podido llevarlos a cabo?
Hay una cierta frustración. Mi
equipo y yo estamos preparados para volver a intentarlo. El tema de la reforma
tributaria no está cerrado.
Por otro lado, en el Perú y el
mundo hemos pasado por esta crisis tan particular de la pandemia, que hizo que
el esfuerzo primordial fuera salir del hoyo, no hacer las reformas. En ese
sentido, creo haber cumplido un rol importante por el que me siento contento.
¿No cree que quizá el presidente
está demasiado enredado en estas batallas constantes y le falta una visión de
país?
No sé si del presidente o del
gabinete, pero hace falta una visión más clara de cuáles son las principales
reformas, las batallas que dar.
Hay una falta de claridad,
nitidez, rumbo estratégico, de saber cuáles son los grandes temas y también qué
se puede lograr. La situación política y social es compleja, y uno tiene que
escoger las batallas.
Además de exministro, es usted un
votante peruano más. ¿han cumplido los gobiernos de Pedro Castillo los
objetivos?
Creo que los objetivos económicos
se han cumplido. ¿El conjunto? No sé.
Hace unos minutos me dijo que no
se han podido hacer las reformas que necesita el país.
Por supuesto, pero en seis meses
no da tiempo a hacer reformas, y una de las graves dificultades del presidente
es que en Perú el Poder Ejecutivo lo forman el gobierno y el Congreso, en un
equilibrio de poderes complejo.
Y las fuerzas que eligieron al
presidente no tienen ni de lejos mayoría en el Congreso. Estoy convencido que
hay que reformar el sistema de pensiones, pero eso pasa necesariamente por el
Congreso. ¿Y cómo logramos una mayoría en el Congreso para eso con el Congreso
fragmentado que tenemos?
En unas condiciones de gobierno
como estas, se requiere un esfuerzo muy grande de consenso y es una
responsabilidad compartida. El propio sistema de gobierno en el Perú nos genera
un cierto problema.
Fuente : BBC Mundo
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