Inmersos en los bosques más remotos del mundo, existen pueblos indígenas que viven separados del resto de la sociedad. Son al menos 200 grupos —conocidos como Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario y Contacto Inicial (PIACI)— que desde hace siglos conservan sus culturas, lenguas y modos de vida en lo más profundo de la naturaleza. Allí resisten a los impactos de la minería, incendios forestales, industrias petroleras y madereras, así como el narcotráfico, carreteras y pistas de aterrizaje ilícitas que destruyen los territorios que habitan, mismos que han protegido por generaciones y que ahora están en grave peligro.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala que estos pueblos residen en países como Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, India, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Perú y Venezuela. En sitios ricos en recursos naturales —y de los que dependen estrictamente— los pueblos aislados se dedican a la caza y la recolección como medios de subsistencia, por lo que cualquier cambio en la naturaleza alteraría su supervivencia.
Este Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se conmemora cada 9 de agosto desde el año 1994, la ONU se centra en llamar a la protección de los derechos de los PIACI, pues la pérdida de estos grupos sería una pérdida enorme para el mundo.
Perú y los defensores de la Amazonía
“Los pueblos indígenas en situación de aislamiento son defensores anónimos de la Amazonía. No tienen un nombre que podamos conocer y que aparezca en las listas de defensores amenazados o asesinados. Debemos reflexionar en el papel tan importante que cumplen para la supervivencia de la Amazonía y, con ella, la supervivencia del planeta entero”, asevera Eduardo Pichilingue Ramos, ecólogo y director de la Fundación Pachamama Perú, uno de los panelistas del marco conmemorativo de la ONU de este año.
En el país las amenazas tanto a los pueblos aislados, como a los bosques, son significativas. Van desde la invasión al territorio por la agricultura y actividades ilegales como el narcotráfico, la presencia de carreteras y pistas de aterrizaje clandestinas, así como los otorgamientos del Estado de bloques petroleros, minería o concesiones forestales, y la falta de titulación de territorios indígenas para su protección.
Además, los madereros ilegales han dado de qué hablar en julio del 2024, debido a una serie de enfrentamientos violentos con un grupo de indígenas aislados Mashco Piro, en el río Pariamanu, quienes son sobrevivientes de contactos forzados y abusos durante el auge del caucho en Perú en el siglo XIX.
“Con la madera ilegal, lo que se hace es generar una serie de caminos que atraviesan el territorio amazónico para poder transportar los productos —eso pasa también en el caso de la coca— lo que los lleva a atravesar espacios donde pueden estar estos pueblos, y generar contactos y enfrentamientos directos”, describe Miguel Macedo, antropólogo y coordinador de Política públicas y gestión de los bienes comunes, que incluye el tema PIACI, en el Instituto del Bien Común (IBC).
“Los territorios indígenas que tienen mayor deforestación son aquellos que tienen algún tipo de reconocimiento, pero no son titulados. Cuando existe la opción de que un territorio se cree en favor de los pueblos indígenas y este todavía no es declarado formalmente, se crea una mayor presión de recursos pensando en aprovechar todo antes de que se dé la titularidad”, agrega el experto.
En este Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se conmemora cada 9 de agosto desde el año 1994, la ONU se centra en llamar a la protección de los derechos de los Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario y Contacto Inicial (PIACI), pues se encuentran bajo serias amenazas en países como Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, India, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Perú y Venezuela.
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